Usualmente, las campañas políticas suelen ser escenarios de debate ante las diferentes visiones de la sociedad que tienen las personas que aspiran a tomar las decisiones públicas. Es normal que, en medio de la defensa de las ideas, las propuestas y las reacciones ante la coyuntura, el debate pueda tornarse apasionado y emocional. Sin embargo, es extraño, al menos, encontrarse con iniciativas que, en lugar de defender una causa, su único propósito sea atacarla. Esto es lo que ocurrió recientemente con la iniciativa de un senador electo, quien lanzó una iniciativa “anti Fico”, refiriéndose al candidato presidencial Federico Gutiérrez.
Las intenciones del autor de este proyecto dicen algo sobre el estado de la política nacional. Por un lado, se refuerza la idea sobre la creciente personalización de la política. Esto es, ya no se cuestiona un proyecto o propuesta, sino directamente una persona. Esta situación se traduce en una especie de desidia argumentativa, en donde el análisis no gira en torno a las reformas políticas, sino ante la historia personal de alguien. También llama la atención que en medio de un objetivo trascendental, como es el de aspirar a tomar las decisiones que definirán buena parte del rumbo del país, un grupo de personas concentren su atención en el cuestionamiento personal a otro candidato y no en su plan de gobierno.
El objetivo de la elaboración de esos documentos, que plasman la visión de país y exponen una serie de propuestas por cada uno de los sectores, es precisamente el de enfocar la discusión en torno a esas ideas. Marginarse del examen sobre la personalidad y el estilo de liderazgo de quien busca conducir la presidencia es ingenuo; sin embargo, la democracia no se reduce a esto. Por lo anterior, existen corporaciones públicas como los concejos, las asambleas y el Congreso. En ellos, se debe dar la discusión sobre los proyectos y propuestas que buscan el desarrollo de la sociedad. Si de un debate personal se tratara, no habría necesidad de tener estructuras tan sofisticadas para tramitar las conversaciones y la toma de decisiones.
Por lo anterior, más que una campaña “anti Fico”, como se ha presentado, lo que existe en el fondo es una comprensión diferente sobre la democracia, en donde este sistema es empleado no para proponer y buscar correcciones a los problemas de la sociedad, sino para atacar y cuestionar a los opositores. En últimas, proyectos negativos como este son un retroceso democrático.
En la reciente novela del escritor español Santiago Posteguillo, Roma soy yo, sobre la vida de Julio César, se narra una conversación ficticia entre Cicerón y Cayo Julio César. En esta, Cicerón, el mejor orador de la ciudad, le explica al joven abogado César que para persuadir con efectividad se debe ser defensor de causas y no fiscal de personas. La democracia y el sistema político debe ser un espacio para la discusión sobre el desarrollo, no para deslegitimar oponentes