El próximo domingo sabremos quién es el nuevo campeón mundial de fútbol. Con el paso de los días, se han decantado varias verdades y mentiras. También, más allá de lo futbolístico, se han ratificado culturas, mensajes, historias, luces y sombras. Esta vez, me quiero quedar con los mensajes no verbales que nos han enviado los japoneses.
Los aficionados y los jugadores japoneses nos volvieron a dar un ejemplo colectivo. Los aficionados, nuevamente recogieron la basura de las tribunas. Lo hicieron, no solo el día que le ganaron a Alemania o a España. Sino también cuando fueron eliminados. Tuve la fortuna de presenciar este mismo comportamiento en el mundial de Brasil 2014, cuando Colombia le ganó a Japón en la fase de grupos. Los aficionados no se marcharon del estadio hasta recoger todos los residuos que quedaron en las graderías. Ojo, no solamente recogieron su basura. Recogieron la de todos.
El mismo testimonio, lo dejaron los jugadores. Los vestuarios utilizados por Japón quedaron inmaculados, como si nadie los hubiera usado. No debería ser noticia, pero lo es. Para mí, este comportamiento cultural es un hábito japonés relacionado con tres conceptos: O-soji, Kiki y Chōwa.
O-soji es una tradición milenaria que significa “gran limpieza”. Se inculca desde la niñez en el país nipón. Implica una limpieza no solo física, sino también espiritual. Cuando llega el año nuevo, los japoneses acostumbran realizar una limpieza profunda de sus casas, oficinas, escuelas y también de su espíritu. Cómo es de importante limpiar y ayudar a limpiar.
Kiki. Podríamos traducirlo al español como crisis. Se escribe con dos ideogramas diferentes. Ki, significa “peligro o temor” y el segundo ki “oportunidad”. En tiempos de turbulencia e incertidumbre, hay temores, pero sobre todo hay oportunidades. La adversidad puede ser positiva. Después de quedar eliminados del mundial, en vez de quedarse en la crisis y destruirlo todo, los japoneses mandan un mensaje al mundo de conciencia, de agradecimiento, de respeto y de empatía, muy interesante. Algún aficionado respondió: “Los trabajadores de limpieza en el estadio tienen muchas cosas que hacer, es por eso que tenemos que ayudarlos”. Sin palabras. Como dijo un periodista. Los japoneses identifican las causas y abordan las adversidades con una mentalidad que les ayuda a construir un mejor futuro colectivo.
Y Chōwa. Armonía. Es realmente un estado de paz y serenidad. Un estado espiritual que se logra gracias al equilibrio. Nos sentimos bien prácticamente en cualquier situación de la vida, porque entendemos, en palabras del aficionado, que estamos para servir y ayudar. La cultura japonesa, hoy más que nunca, entiende que la armonía se logra cuando podemos enfrentar los retos inciertos de la vida. En las crisis y en las no crisis. Ante una eliminación, claro que se puede llorar, reír y gritar. Pero los japoneses, a su estilo, remarcan que el fútbol es simplemente un juego. Una fiesta para unir. No pierden la armonía. Chapeau por los japoneses. Ahora, siendo justos, a los hinchas de millos, nos queda más difícil aplicar el Chōwa