Los desórdenes en Hong-Kong, los que precedieron durante varias semanas la monumental manifestación de poderío que se expresó ayer en la celebración de los 70 años de la República Popular, no consiguieron desteñir su colorida pompa ni apagar su brillo.
En eso son expertos los chinos: en transmitir un mensaje claro al planeta y a sus vecinos de Asia -como complemento- sobre la capacidad beligerante con la que cuentan en lo militar. Pero mientras en la capital se producía este derroche de grandeza que...