Una semana llena de hechos para reflexionar. Me quedo con el primer discurso del presidente Petro a su gabinete. Tres mensajes.
El primer mensaje. El Cambio. Dijo el presidente que el cambio es necesario, pero se preguntó: ¿Hacia dónde? Respondió: Es un cambio en construcción hacia más y más democracia.
Más y más democracia debería ser un principio para los debates que debemos dar como sociedad. Ejemplo. El caso de Venezuela. Perfecto que se restablezcan las relaciones. Pero, ojo. En el largo plazo, la historia juzgará quiénes realmente defendieron al pueblo venezolano, lucharon por su dignidad y hablaron claro. En el largo plazo, la historia siempre castiga la indiferencia y las decisiones pragmáticas que atentan contra las víctimas y favorecen a los victimarios. Estados Unidos, que tiene más intereses que amigos, ya tiro línea con olor a petróleo. ¿Qué va a hacer Colombia?
Otro ejemplo. Educación y la activación de la cátedra de historia. Bienvenidas todas las preguntas difíciles e incómodas. Mucho mejor para abrazar la verdad y volvernos una sociedad del conocimiento. Pero abrazar ¿cuál verdad? ¿Construida por quién? Hemos padecido las agendas ocultas de miles de instituciones educativas y sus profesores para adoctrinar, codificar, colonizar e inocular fanatismos. El papa Francisco acaba de pedir perdón a los sobrevivientes de los internados indígenas en Canadá, por la “Doctrina de la colonización”. ¿Qué hacemos con Fecode?
El segundo mensaje. Cero corrupción. Dijo el presidente “Las ideologías no son un filtro contra la corrupción”. Enfatizó: El gobierno nacional es el presidente y el ministro o ministra del despacho. Si se les entrega el gobierno a los partidos políticos, si se ferian los ministerios y los cargos claves del Estado, el presidente se queda sin poder. La compra de gobernabilidad es la primera fase de la corrupción. Luego, aparecen los cupos indicativos, los contratos en las regiones, y ya sabemos cómo termina la película. Por eso los liberales están haciendo pucheros. Cero corrupción hace parte del debate sobre la reforma tributaria a la luz de los principios de equidad, progresividad y eficiencia. Mucho me temo que sigamos insistiendo en que todo depende del sistema tributario y su recaudo. Aprendamos del sudeste asiático. En Colombia tenemos una enorme desigualdad antes y después de impuestos, una baja productividad e innovación, una alta informalidad y unos altos niveles de corrupción. Ser de la Ocde nos ha enfrentado aún más con esta realidad. El expresidente Samper propone que nos salgamos de la Ocde. ¿Es en serio, Samper?
Y el tercer mensaje. El poder real está afuera. Como en la película El último emperador, a la que se refirió Petro, el Palacio de Nariño suele ser una cárcel de soledad, una cabina de mando sin poder, con los instrumentos equivocados, con muebles y tapetes viejos, donde el tiempo siempre se detiene. Afuera, en las calles, en las regiones, en la validación diaria con los ciudadanos, está el poder real. Cuidado, que es una droga adictiva, reflexiona Petro. Cambio, cero corrupción y poder real. Tres mensajes. Con optimismo racional, pago por ver .