La progresiva reactivación de la economía y de la vida social, con medidas sanitarias y protocolos de bioseguridad adecuados, han representado un alivio necesario para grandes, medianos y pequeños empresarios, al igual que para millones de trabajadores que han conservado o han regresado a sus empleos.
Sin embargo, preocupa el repunte del covid-19 en Colombia con más de 1.063.151 casos de contagios confirmados y 31.135 fallecidos, ubicándose en el puesto 8 y 11 respectivamente, a nivel mundial. Este aumento corresponde, según los expertos, a tres olas de contagio en el país: la primera tuvo como epicentro a la Región Caribe y el Pacífico; la segunda a Cali, Bogotá y Bucaramanga, y una tercera que venimos experimentando, tiene como foco de contagios al Eje Cafetero y Antioquia.
Este último departamento, que está en alerta roja hospitalaria desde el 22 de octubre con una ocupación de UCIS por encima del 80 % y en toque de queda este fin de semana, encabeza durante este mes la cifra más alta de casos –incluso por encima de Bogotá– con un total de 40.857 contagios, de los cuales el 80 % se ubican en Medellín y su Área Metropolitana.
Que hoy Antioquia y Medellín tengan las tasas de contagio más altas del país, cuando eran referente del buen manejo de la pandemia, nos debe llevar a una reflexión constructiva sobre lo que podemos hacer todos para evitar más muertes y deterioro en las condiciones de vida de los ciudadanos.
Por ejemplo, la articulación entre alcaldías, gobernaciones y gobierno nacional debe ser un imperativo para la gestión adecuada de la pandemia. El liderazgo debe ser público y no personalista; los reportes deben ser claros, transparentes y con criterios de unidad; las cifras deben coincidir para la toma de decisiones informadas. Ahora más que nunca debemos insistir en que la obligación de salvar vidas y recuperar la economía no deben ir por caminos diferentes. El escenario de crisis por el que hoy atravesamos exige cooperación, conocimiento, empatía y determinación para para salvaguardar la vida, la salud, el trabajo y la economía.
Pero detener el contagio del covid-19 también exige responsabilidades claras por parte de los ciudadanos. Cada acción individual puede salvar vidas y contribuir al bienestar de todos. El uso adecuado del tapabocas, el lavado constante de manos y el distanciamiento social en el que todavía nos falta mucho, son tres acciones que por elementales que parezcan, sí hacen la diferencia.
Los países de Asia oriental que han ido superando la pandemia tienen mucho por enseñarnos sobre esa combinación ganadora entre cooperación, tecnología bien orientada y buenas prácticas cívicas. En Medellín y en Colombia hemos recorrido un camino importante en el fortalecimiento de la cultura ciudadana, es el momento de aplicarla en diversos escenarios con un comportamiento responsable respecto a nosotros mismos y a los demás.
Termino por mencionar que según Fenalco, durante el último fin de semana del mes de octubre se observará una diminución en ventas del 13 % en sectores económicos como el comercio y el entretenimiento que han sido los más afectados. Como he venido insistiendo, la economía y la salud deben complementarse ya que un adecuado manejo de la salud permite un proceso de reactivación económica que nos aleja de otro tipo de pandemias como la del hambre y el desempleo.
Mi invitación es para que todos aquellos que están en mejores condiciones económicas, sigan siendo solidarios no solamente con ayudas directas a familias vulnerables sino también a través de un consumo responsable que permita sostener millones de empleos que dependen de las compras en restaurantes, supermercados, tiendas y otras actividades económicas.