A menos de un mes de inicio de los nuevos mandatarios locales y regionales existen un sinnúmero de sensaciones y percepciones basadas en creencias, interpretaciones y probablemente verdades. Para nadie es un secreto que la ilusión de nuevos gobiernos es la oportunidad de corregir lo que anda mal y de continuar lo que va bien. Los nuevos mandatarios llegan con nuevas ideas, estilos y visiones, equipos renovados llenos de expectativas que buscan trabajar por las comunidades en cada una de las especialidades.
Una buena empresa del sector privado, cuando cambia su gerencia, por lo general, continúa con los mismos productos y sigue ratificando los mercados en los que ya está y claro, trata de buscar nuevos horizontes. Creería que en el sector público debería ser similar. Esto es, continuar con los programas que ya funcionan donde el conocimiento, operación e indicadores están más que dominados y la ciudadanía valora. Romper de tajo con los esfuerzos de años anteriores y/o probablemente décadas es algo que podríamos tildar de egoísta y malintencionado. En lo público las verdaderas transformaciones son maratones nunca carreras de cien metros.
El liderazgo está en saber reconocer qué está bien, qué se puede mejorar y qué cosas nuevas deben llegar. Independiente de los gustos de cada lector considero que Medellín y Antioquia han tenido programas y obras muy importantes que deben mantenerse o potenciarse. Enumero algunas de mi gusto. En Medellín, el Metrocable, parques del río, segundo complejo Ruta N, UVAS, Cinturón Verde Metropolitano, el programa de becas, Salud en casa, Buen comienzo, Movilidad eléctrica. En el departamento los caminos de vida hoy placahuellas, MANÁ, las microcentrales, Parques Biblioteca, Reforestadora industrial de Antioquia, El Ferrocarril, las 4G, Hidroituango, Antioquia Siembra, Cordón de caucho y cacao. En fin, estos son solo algunos que no han pertenecido a un solo gobierno y que los mandatarios que llegan deben sentir orgullo de poderlos fortalecer. Al final de todo son esfuerzos que la sociedad y la historia valoran, no solo a quien los crea, sino a quien los potencia y logra entregar sus beneficios con mayor eficacia.
Qué importante sería que el gobernador Aníbal Gaviria y el alcalde Daniel Quintero les entreguen a los antioqueños un balance serio de cómo quedan las obras al final de los gobiernos salientes, en materia de avances y financiación, obras que deberán ser continuadas y que los electores entiendan cómo se reciben y cuándo se terminarán.
Medellín y Antioquia se han caracterizado por su fortaleza institucional y sus visiones de largo plazo, sea esta la oportunidad para seguir ratificando que los más grandes gobiernos construyen sobre lo construido, pero también recordar momentos en los que la rabia y el ego también destruyen procesos de mediano y largo plazo, por el solo hecho de no reconocer que un anterior mandatario realizó un buen trabajo. Hoy más que nunca, por lo que vive nuestra Nación, la ciudad y el departamento con sus 125 municipios necesita mandatarios que piensen con grandeza y en cómo liderarnos hacia una región más equitativa, próspera y de más oportunidades para todos.