Por Carlos Alonso Díaz H.
Me quedo pensando si lo que quieren en este país es una ronda de conversaciones con el presidente de la República y con los altos funcionarios o si lo que se está requiriendo es una terapia colectiva donde el único terapeuta que aceptan los del paro es el Jefe de Estado. Se supone que un gobierno tiene toda una serie de niveles decisorios y de ejecución de políticas. El presidente dirige, coordina, pero el grueso de la labor gubernamental es de los ministros para abajo. Pero ahora todo sector, todo grupo de manifestantes, exige que el presidente les dedique jornadas enteras para su terapia... perdón, para la conversación, e ir desgranando con él las concesiones para desactivar los paros.
En paralelo vemos a los políticos oportunistas felices por los aprietos en que andan el presidente Duque y sus ministros. Los congresistas sonríen desde sus balcones viendo las marchas contra el gobierno y no miran el reloj para comprobar el conteo regresivo de las manifestaciones que pronto los incluirán a ellos, por la indudable responsabilidad que tienen en todo este descontento acumulado. Señores congresistas, no se rían tanto.