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P. Hernando Uribe
Columnista

P. Hernando Uribe

Publicado

Cultura: modo y relación

Por hernando uribe c., OCD*

hernandouribe@une.net.co

Cultura, modo y relación son palabras que usamos todos los días. Si nos preguntamos qué significan, puede que nos quedemos balbuciendo.

Juan Pablo II hizo esta afirmación, de la cual podía haber obtenido infinidad de ventajas. La tarea nos quedó a nosotros. “Cultura no hay sino una, la humana, la del hombre y para el hombre”. Es decir, donde hay un hombre hay cultura, pues la cultura es el hombre, y las culturas son modos de cultura.

De las múltiples nociones de cultura, hay una que es unívoca, las incluye todas. Cultura es modo de relación. Afirmación simple que dice demasiado. Por lo pronto, que relación es más que cultura. La cultura es todo lo humano, con cuatro polos fundamentales: el yo, los demás, el cosmos y Dios, llamada relación cosmoteándrica.

Todo existe en relación y sin relación no existe nada, pues la relación es el fundamento de todo: la piedra, el árbol, el pájaro, el hombre y también Dios. La relación es de la misma categoría que la sustancia.

Parodiando a Octavio Paz al hablar de la magia, relación es esa corriente de secreta simpatía que une las partes con el todo, y da sentido de unidad a todo, por complejo que sea. Los místicos, como S. Teresa de Jesús, tenían esta visión instintiva de la relación al afirmar constantemente: “Aunque todo es uno”. La unidad es fruto de la relación. Así aparece también en el evangelio. “Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros” (Jn 17,21).

Para Israel, el hombre es un ser constituido en relaciones. “Relación con sus semejantes, relación con su entorno y, sobre todo, relación con Dios”. El aporte más completo y decisivo del pensamiento de Israel, según G. von Rad, gran estudioso de la Biblia.

Modo es estilo, sello, talante, donaire, idiosincrasia, personalidad. Al determinar la relación, el modo constituye la cultura. Ejemplo: la relación del hombre con Dios es la religión. Y debido a la relación, religión no hay sino una, y las religiones son modos de religión.

Podemos decir que hombre no hay sino uno, y cada hombre es un modo de ser hombre, pues no hay dos hombres iguales por mucho que se parezcan. Ver la unidad en la pluralidad y la pluralidad en la unidad ofrece innumerables ventajas.

El modo de los modos es el amor. Bien lo sabía Jesús de Nazaret al afirmar: “Yo y el Padre somos uno”, pues amor es unidad de dos. Cuando soy comprensivo, acogedor, generoso, solidario, estoy haciendo unidad, amando.

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