Pekín no tardó en responder a lo que consideró una osadía, incluso un inaceptable acto de hegemonía norteamericana. El Congreso estadounidense había aprobado en forma casi unánime una ley que posteriormente fue promulgada por Donald Trump, en la que la primera potencia planetaria se colocó del lado de quienes protestan en Hong kong por la falta de libertades. Ante los ojos chinos, el instrumento legal -la Ley de Derechos Humanos y Democracia para Hong Kong- ha sido más que un gesto de simpatía con...