Por Ana Cristina Guzmán Baena
Politécnico Colombiano Jaime Isaza C.
Comunicación Audiovisual, semestre 3
ana_guzman20191@elpoli.edu.co
Colombia es uno de los países donde mejor se habla español respecto a los demás países de Hispanoamérica, según el periodista y escritor Álex Grijelmo, sin embargo, debido a la irrupción de los anglicismos, nuestras raíces idiomáticas caen desafortunadamente al abismo del olvido.
Como dijo alguna vez el académico español Grijelmo, “la invasión de anglicismos denota un complejo de inferioridad por nuestra parte”.
Muchas personas actualmente carecemos de identidad y arraigo por nuestro idioma, ya que permitimos, mezclamos y utilizamos otros idiomas, básicamente el inglés. ¿Por qué ir a un restaurante y pedir “Kétchup” cuando podemos pedir salsa de tomate? O, ¿por qué decir que merecemos un “break” en lugar de un descanso? O, ¿por qué dar “tips” en vez de consejos?
Y no es que hablar inglés sea malo, por el contrario, en el mundo de hoy, fuertemente globalizado, es básico para nuestro desarrollo profesional y laboral.
El verdadero problema es cuando empleamos anglicismos, ya sea de manera consciente por sentirnos admirados por hablar en un idioma ajeno al nuestro, o inocentemente por creer que es correcto, debido a la normalización que ya se le ha dado.
Todo se puede nombrar en español. Y aunque sabemos y tenemos la capacidad de hacerlo, seguimos incurriendo en el desacierto de los anglicismos. Como consecuencia, tenemos una derrota intelectual para quienes hablan español correctamente, ocasionando una pérdida en nuestras raíces e identidad idiomática, sin tener en cuenta que es más importante hablar muy bien un idioma, que dos a medias, o lo que es peor, mal hablados.
El lenguaje es nuestro instrumento de comunicación esencial, por eso es valioso retomar, afianzar y corregir, en la medida de lo posible, la pérdida de vocablos. Voces que hemos tirado al olvido y que son muestra de nuestra historia y cultura como comunidad hispanohablante.
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