En el año 2007 empecé a trabajar en Tecnnova acompañando empresas que comenzaban a interesarse por aumentar sus relaciones con las universidades y sus grupos de investigación. Para la época siempre planteábamos que antes que relacionarse per sé con grupos de investigación, lo más importante para estas empresas era definir una estrategia de gestión de tecnología y de innovación. Un planteamiento algo incomprendido y que solo encajaba en discusiones con empresas grandes, la mayoría de ellas con visión global. Recuerdo que discutíamos bastante sobre los tres horizontes de crecimiento empresarial a partir de tecnologías medulares y críticas sobre las cuales debían enrutar sus desarrollos para así determinar sus horizontes de tiempo y qué decisiones debían abordar bajo innovación abierta o cerrada.
En ese momento la palabra innovación todavía no hacía parte de las discusiones públicas, por el contrario, todo se daba en el contexto de la investigación básica o aplicada. Todo esto con muy bajos presupuestos y sin contar con mediciones ciertas en términos de aporte al desarrollo empresarial nacional. La innovación se pensaba en función de resolución de problemas técnicos que no muy a menudo trascendía al sector productivo.
Creo que una de las pocas empresas con que trabajábamos que se atrevió a hablar de disruptividad y a pensar en largo plazo para ir reinventando su portafolio de productos, fue Sumicol – Corona. Hoy los resultados saltan a la vista, una empresa entre las más innovadoras de Colombia y con un portafolio cada vez más variado y reinventado.
Este tema de portafolios disruptivos hace parte de la última revista de MIT Sloan Management Review que plantea un término bastante atractivo para nuestras empresas colombianas, la no disrupción creativa. El planteamiento parte de que muchas compañías se mantienen en el paradigma shumpeteriano de destrucción creativa, y que la mirada de la no disrupción creativa expande las posibilidades de innovación en las empresas. Esto es, empresas con una mirada de crear nuevos mercados que no existían antes sin necesidad de tener una disrupción o destrucción de algún producto o servicio anterior.
Bajo esta idea, estamos hablando entonces de nuevos servicios como el coaching, las microfinanzas para la base de la pirámide o para personas que no están incluidas en los score de la banca tradicional cuentan ahora con el Grameen Bank en la India o a Kickstarter en Estados Unidos. Del lado del entretenimiento circense vemos cómo el Circo del Sol logró montar un espectáculo de muy alto nivel artístico eliminando los animales. Son muchos los ejemplos en los que es posible encontrar espacios para resolver problemas de mercado para atender grupos de interés desatendidos sin tener que estar pensando en disruptividad, estrategia que es riesgosa, demanda altas inversiones de dinero y que es por lo general intensiva en investigación básica y de largo plazo.
Considero un camino muy interesante para abordar por parte de las empresas colombianas en sus portafolios, la innovación incremental y la visión de la creación sin disrupción. Estos dos conceptos sumados a la adopción tecnológica serían un muy buen camino para la competitividad de nuestro aparato productivo que tanto lo necesita.