La Sociedad Anónima en Colombia tuvo su auge -creo que desde mediados del siglo pasado hasta principios de este cuatrienio- cuando invertir en ellas fue rentable para todos: los grandes y los pequeños accionistas. No era el negocio de unos pocos mayoritarios, que por supuesto los había, pero se manejaban con gran austeridad. Estas compañías buscaban crecer y repartir dividendos para todos. Era la representación más exacta de la democracia económica. A estas compañías las quería la sociedad. Era regalo preferido para todo tipo de celebraciones: nacimientos, grados, matrimonios, etc. Las juntas directivas y los gerentes eran conscientes del encanto que tenían los dividendos para los grupos minoritarios.
Y creo que además de esperar el crecimiento del valor individual de cada acción, que por supuesto era y es importante, los dividendos eran y son un gran aliciente, casi que el mayor incentivo para el accionista minoritario. Con seguridad unas empresas tendrán mayor repartición de utilidades que otras y otras privilegiarán las posibles inversiones que podrían valorizar las acciones en un futuro.
Las ganancias del 2014 según detallado informe de El Tiempo, periódico muy santista, lograron buenos resultados en términos generales, con los planes de expansión en el exterior y buena consolidación de cada negocio. Pero en otros medios muestran que el 55 % de colombianos desaprueba la gestión económica de este Gobierno y la imagen favorable de Santos baja casi diario, al igual que el Colcap (promedio valor de las acciones), mientras sube la inflación, bajan las exportaciones y le quitarán las rentas de los licores a los departamentos. Repito: pareciera que surgen tendencias en las cuales hay ambiente para casi todo... menos para crecer la repartición de las ganancias. ¿Pesimistas? No, realistas.
Muchos ponemos en duda que gran parte del hueco fiscal solo se deba a la baja del petróleo. Sin ser enemigos de la paz, vemos el gasto desaforado del Gobierno. Las inmensas inversiones en la publicidad política pagada en todos los medios y a toda hora. Los numerosos desplazamiento presidenciales -acompañados de grandes comitivas, por ejemplo en el recién periplo a España, ofrecieron un banquete para 200 personas (¿cuánto valdría en euros?). Además de la edición y repartición de un libro a todo lujo, sobre la vida del Presidente y sus antepasados. Periplos constantes para aclimatar su proceso de paz en el exterior. Esto sin mencionar el frecuente desplazamiento y estadía en Cuba, en hoteles 5 estrellas, con todos los gastos pagos durante casi 3 años, de los incontables guerrilleros, personajes invitados y familiares de víctimas. ¿Cómo estará Cuba de agradecida con la guerrilla por el apoyo a su economía? Y como si hubieran ganado la guerra, hoy los dirigentes de las Farc son los personajes del momento.