Querido Gabriel,
En el mundo educativo se habla poco de educación física, y si de vez en cuando surge el tema es bajo la mirada anglosajona que la iguala con el deporte. ¿Sabías que muchos de nuestros colegios públicos no tienen profesores de educación física? Por otro lado, en los colegios privados, donde sí hay, se enseña frecuentemente mediante una simplista persecución de un balón o corriendo unos minutos alrededor de una cancha. ¿Hablamos en nuestra tertulia sobre educación física, la de verdad, que se aproxima integralmente al cuerpo y que tanta falta nos hace? ¿Conversamos sobre respiración, sueño, alimentación, movimiento, erotismo y danza?
Con Andrés y el grupo de Explora estamos trabajando para crear una red de colegios y la conversación previa está interesantísima. Pensamos, por ejemplo, enseñar a respirar, para cuidar mejor la salud del corazón, equilibrar las emociones y tener ciudadanos más pacientes y considerados. Nos imaginamos una escuela con agricultura, nutrición y cocina. De esta manera, comer dejaría de ser un acto automático, prevendríamos la obesidad y otras enfermedades, y hasta disfrutaríamos mejor de la mágica alquimia de los sabores. Aprender el arte del buen dormir, por otro lado, enaltecería nuestra vida. Sería maravilloso comprender que el sueño no es una rendición al final del día, una no-vida, sino el espacio para recargar, soñar y consolidar lo vivido. El baile no será complemento sino esencia. Hemos hablado sobre la dicha de la danza y cómo nos hubiera gustado a los dos ser mejores bailarines. Bailar desde chicos para ejercitar el cuerpo, acallar el barullo de la mente y conectar con otros a un nivel casi metafísico.
Se habla mucho de la relación entre ejercicio y salud, y ahora casi todos los estudios médicos dicen que el secreto de la longevidad, en este aspecto, consiste en moverse naturalmente, y nada tiene que ver con el sudor y el dolor de los gimnasios. Debemos caminar 30 minutos por día, vivir activos, usar las escaleras, andar por la ciudad para ir comer algo o visitar a los amigos. ¿Qué tal unos colegios a los que se llegue en bici o a pie, para habituarnos desde niños a la movilidad sostenible y saludable?
Nos imaginamos, además, que la “educación sexual” trascienda la anticoncepción y la reproducción mamífera. Es triste que cuando se habla de sexualidad en cualquier espacio social o laboral de nuestra tierra, las reacciones sean solo de dos tipos. La risa adolescente, producto de la ignorancia, o el silencio tenso, manifestación de la vergüenza. ¿Te imaginas una escuela que hable sobre las dichas del amor, el erotismo, las caricias y el sexo? Es posible que afrontar con madurez, lúdica y espiritualidad esta dimensión tan placentera y poderosa de nuestro ser, permita que cada vez menos gente sufra, dañe o trafique con algo tan sagrado.
¿Qué tal si no decimos nunca más que el cuerpo es un vehículo porque esa idea nos confunde? Los vehículos se pueden cambiar cuando los dañamos o envejecen. El cuerpo, por el contrario, es una parte inseparable de nuestra compleja humanidad. Si no aprendemos a cuidarlo y a gozarlo, será una carga con el tiempo. Si aprendemos, al contrario, a amar nuestro cuerpo desde la niñez, estaremos cada nuevo año más sanos, tranquilos y preparados para gozar de la vida con absoluta plenitud.
*Director de Comfama.