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El espantajo de la desigualdad

Por Luis Guillermo Vélez Álvarez - redaccion@elcolombiano.com.co

La igualación del ingreso monetario es la gran obsesión de nuestra época, invadiendo incluso los dominios de la economía académica, que muchos han convertido en una rama menor de la contabilidad, olvidando la teoría de la elección individual, que es su fundamento. A las personas se les puede igualar los ingresos y los consumos, pero no se les puede igualar los deseos.

El objeto de la producción es el consumo. En esa sencilla afirmación reposa la defensa liberal del capitalismo, que no puede subsistir sin expandir permanentemente la variedad y cantidad de los bienes y servicios de consumo y ponerlos al alcance de más y más personas. El capitalismo —que, ciertamente, produce desigualdad en los ingresos, aunque mucho menos que cualquier otro sistema económico conocido— es el gran igualador del consumo tanto en términos cualitativos como en cuantitativos

La ideología igualitarista ha opacado casi por completo esa forma de ver las cosas, desplazando la atención de políticos, empresarios, economistas y público en general hacia la desigual distribución del ingreso, generando entre las personas un ambiente de opinión contrario a las instituciones del capitalismo liberal en las que reposa su bienestar. En todas partes, y Colombia no es la excepción, la gente está obnubilada con la desigual distribución del ingreso, pues poco se le habla de la diversificación y la distribución del consumo, que es lo que realmente importa.

El popular coeficiente de Gini puede calcularse para cualquier distribución, no solo la del ingreso monetario como mucha gente cree. La mejor fuente de información para el cálculo del Gini —de ingreso o de consumo— es la Encuesta Nacional de Presupuesto de los Hogares que el Dane realiza cada diez años. La última disponible es de 2017. En ese año, el Gini de gasto en bienes de consumo, para el conjunto de Colombia, fue 0,36 frente a 0,52 del Gini de ingreso. En Estados Unidos es 0,29; en Austria y Alemania, 0,30, y en España, 0,32.

Con frecuencia se afirma que la política fiscal carece de efectos redistributivos, pues el Gini de ingresos antes y después de impuestos es similar. Esa es una forma errónea de ver las cosas, pues, por estar orientada a la financiación de la oferta de bienes públicos, la política social se manifiesta por una reducción del Gini de consumo. No es ocioso recordar que, de acuerdo con las ponderaciones de la canasta familiar, el gasto en salud de la familia colombiana típica es el 1,7 % del gasto total y en educación, el 4,4 %.

Contrariamente a lo que se afirma, con un Gini de gasto de 0,36, Colombia es un país muy igualitario en el consumo, que es lo que importa. Pero, por supuesto, no hay ninguna razón para sacar mucho el pecho con ese dato. Somos aún un país de ingreso mediano. Nos falta más ahorro, más inversión, más crecimiento para hacernos más ricos. Es de esto de lo que deberíamos hablar y abandonar las tóxicas discusiones sobre la desigualdad del ingreso monetario  .

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