El merlanazo... ese es el chiste inspirado en Aída Merlano, la deprimida excongresista que llegó al punto del desmayo cuando la condenaron, pero la misma que se armó con el espíritu de la mujer araña para fugarse y dejar de manifiesto lo deprimente que se ha convertido el sistema penitenciario en Colombia.
El chascarrillo comenzó cuando la capturaron por ser artífice de un sistema de compra de votos en la costa Atlántica. Sistema altamente sofisticado dedicado a sesgar conciencias con dádivas que iban más allá del tamal y el bulto de cemento. Luego, después de ires y venires, en medio de depresiones y hasta intentos de suicidio, Aída fue condenada. 15 años le chantaron y llegaron los aplausos para la justicia, porque a la democracia no se le hace eso.
Hasta ahí, todo bien. Pero asuntos de este calibre tienen su lado surreal y llegó la diversión al máximo: ¡Aída se fugó! Un plan tipo James Bond con matices criollos que incluyen diseño de sonrisa, hamburguesas, hijos involucrados, abrazo al odontólogo, morado en la nalga y hasta un falso Rappi tendero con ínfulas de Centella. Un hito más en la colección de hechos inverosímiles que pasan en la tierra del Divino Baby y el Sagrado Corazón. Señoras y señores, con ustedes ¡el merlanazo!
Paremos el chiste. Estamos hablando de un asunto serio, que devela por enésima vez lo mal que está el sistema penitenciario en Colombia. Piense simplemente en el Inpec ¿Ha escuchado que allí pase algo bueno, que haya mejorado la administración de las cárceles y lo que implica lidiar con los 118.000 presos existentes en esta comarca? Recuerdo a un amigo que decía: “si llegara a ser presidente, nombro director del Inpec al tipo que más mal me caiga”. Esa sí es una condena.
Necesitamos que el merlanazo no se quede en humor. Que duela como el totazo que la señora se dio en la nalga. La cosa no se puede quedar en el clásico “rodaron cabezas”. La ministra de Justicia, Margarita Cabello, asegura que es el momento de dejar a un lado los pañitos de agua tibia. Amanecerá y veremos, porque día a día se confirma que hay un monstruo feo, muy feo, que no se va a dejar ganar tan fácil.
Mientras tanto, ¡benditos los memes de Aída! Ahora, encomendémonos a San Juan, el santo más famoso del WhatsApp de los antioqueños, para que ilumine a las autoridades a ver si son capaces de capturar de nuevo a Aída y, por ahí derecho, acabar con la sordidez de los intramuros y de quienes los habitan.
Adenda: el maestro Javier Darío Restrepo estará en nuestros recuerdos. Gracias por tantas enseñanzas.