Por Enrique Vila-Matas
Iñaki Uriarte comentó en sus Diarios que, cuando escribía una reseña negativa, se sentía en la obligación, por una extraña coherencia interna con él mismo, de cogerle ojeriza al criticado. A veces, leo estas palabras como una sátira de la forma habitual de operar de ciertos críticos. En otras me hace pensar en Enrique Lihn, que suponía que el odio que algunas personas manifestaban hacia él se explicaba por haberlas visto durante 30 años sin haberlas saludado jamás. No está mal...