Para decir que algo es excelente, por estas tierras suele usarse entre gente de mi edad la expresión: “eso es del otro mundo”, como si tuviéramos certeza de que existe. Pues resulta que sí existe, no se parece mucho al nuestro y cada día parece ser todo lo opuesto.
Antípoda es el término en geografía y geodesia para referirse al lugar diametralmente opuesto, al otro lado del planeta, a otro. La antípoda geográfica de Colombia sería una región en Indonesia, entre las islas de Borneo, Java y Sumatra. Pero nuestra antípoda social y cultural es Japón, porque ese es “otro mundo”, o al menos, opuesto al nuestro.
No alcanza una columna para explicarlo, pero pondré un ejemplo. Hoy 23 de noviembre se celebra en Japón el “Kinro Kansha No Hi”, que puede traducirse como el “Día de agradecimiento por el trabajo”. Mientras aquí la celebración del “Día del Trabajo” es la disculpa de algunos para protestar, cosa válida y legal, para delincuentes y vándalos es la oportunidad de cometer delitos, y para algunos sindicatos, atrapados en su antediluviana doctrina marxista, para despotricar, no siempre con argumentos, de los empresarios que arriesgan sus ahorros de toda la vida para montar una empresa, pagar salarios e impuestos; en Japón en cambio se da gracias por tener trabajo, se celebra la producción, se recuerda la importancia de trabajar duro, se invita a la población a expresar reconocimiento mutuo y a renovar los derechos de los trabajadores; pero sin furia y resentimiento.
Aquí cualquier estúpido tirapiedras que no pudo concluir su proceso hormonal y neuronal de adolescente y piensa que su líder, el nefasto “señor de las bolsas” es un “dirigente excepcional”, cree que la reivindicación de sus inagotables derechos, pero nulos deberes, se consigue: destruyendo vitrinas y manchando muros de las empresas, que a cierto alcalde le parece irrelevante porque eso se arregla con “pinturita”, parando la actividad económica de gente que sí trabaja y madruga a las 4 a.m. para sacar a su familia adelante, o cogiendo a bala y patadas a los policías, que arriesgan su vidas para que usted y yo no seamos las víctimas, y a quienes ahora pretenden los jueces y un alcalde “pinturesco” que se defiendan meditando con tambores del “gurú tropical” de la Alpujarra.
En Japón en el “Kinro Kansha No Hi” los niños en los colegios hacen dibujos relacionados con la fiesta para agradecer por el trabajo, y se los llevan de regalo “a los policías” en las estaciones y puestos de vigilancia de las ciudades. ¿Ven que sí existe “otro mundo”?
La sociedad japonesa, como todas, está hecha de humanos con defectos y limitaciones, pero quienes tuvimos la fugaz oportunidad de conocerla, pero admirarla indefinidamente, nos queda como consuelo que “el otro mundo” sí existe, y con dedicación, orden, trabajo fuerte, disciplina, aseo, responsabilidad, baja tolerancia al fallo y respeto por lo de todos, se puede construir .