Síguenos en:
El País
Columnista

El País

Publicado

El Papa y el reloj

$Creditonota

Por Jorge Marirrodriga

Hace pocos años un familiar de una personalidad política católica y encarcelada se encadenó frente a la Plaza de San Pedro con la esperanza de que el Vaticano tomara una decisión política respecto a su país. Pasaron tres días y no hubo movimiento alguno, mientras aumentaban las especulaciones sobre lo que haría el Vaticano. A bastantes kilómetros de allí se celebraba una reunión donde se analizaba el impacto político que podía tener esta situación y la tesitura ante la que se encontraba Francisco, el Pontífice. La conclusión general era que, por el impacto mediático, el Papa debía hacer algo, lo que fuera, aunque resultara meramente simbólico como enviar a alguien a hablar con la persona encadenada o, mejor todavía, acercarse él mismo. “Han pasado ya tres días, ninguna empresa soportaría semejante desgaste de imagen”. Pero hubo quien apostó a que el Vaticano no haría nada porque es una de las pocas instituciones que quedan para la que el concepto de “desgaste de imagen” en términos inmediatos no se puede aplicar. “Esa empresa lleva 2000 años existiendo, para ella tres días no son nada”. Pasaron 50 días... y el familiar decidió marcharse.

Uno de los aspectos más difíciles de tener en cuenta en los documentos que emanan de los Papas es precisamente el de la concepción del tiempo. En un presente que a los que viven en él les parece cada vez más acelerado, es inevitable valorarlos desde esta perspectiva. Y esto hace que, a menudo, no se tenga tan en cuenta que el reloj no corre de la misma manera para todos. Por eso en ocasiones parece que están “alejados de la realidad” y en otras “demasiado pegados” a ella. Fratelli tutti habla de ahora, pero no solo. Ni tampoco es la primera vez que se abordan estos temas. Una frase como esta “el fruto del trabajo es justo que pertenezca a los que trabajaron” no ha sido escrita por un Papa en 2020 sino por otro Papa en 1879. De igual manera, que Francisco no es original al redactar previamente una encíclica ecológica. “Debe, pues, la naturaleza, haber dado algo estable y que perpetuamente dure para que de ella [el hombre], perpetuamente, pueda esperar el alivio de sus necesidades. Y esta perpetuidad nadie, sino la tierra con sus frutos puede darla” ya fue expresado por León XIII casi un siglo y medio antes.

La actualidad manda, la prisa también y la imagen todavía más. Pero no para todos. Como para aquel colega de oficio que trabajaba para un medio del Vaticano que preguntado por su pasmosa tranquilidad en la, para los demás, frenética hora de cierre respondía con humor italiano: “No pasa nada, trabajamos para la Eternidad”.

Porque entre varios ojos vemos más, queremos construir una mejor web para ustedes. Los invitamos a reportar errores de contenido, ortografía, puntuación y otras que consideren pertinentes. (*)

 
Título del artículo
 
¿CUÁL ES EL ERROR?*
 
¿CÓMO LO ESCRIBIRÍA USTED?
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO

Datos extra, información confidencial y pistas para avanzar en nuestras investigaciones. Usted puede hacer parte de la construcción de nuestro contenido. Los invitamos a ampliar la información de este tema.

 
Título del artículo
 
RESERVAMOS LA IDENTIDAD DE NUESTRAS FUENTES *
 
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Teléfono
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO
LOS CAMPOS MARCADOS CON * SON OBLIGATORIOS
Otros Columnistas