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La elección de la mesa directiva del concejo de Medellín esta semana confirma que en la ciudad hay un partido transversal del alcalde Daniel Quintero, que incluye a representantes del uribismo, del partido Verde y feministas. Cuando Quintero sopla el silbato, como perritos fieles, estos concejales corren hacia él, y el alcalde, siendo un buen patrón, les da golosinas; el control de secretarías, contratos, burocracia. Gracias a los tentáculos que tiene en todos los partidos, al apoyo de que goza de padrinos políticos en Bogotá y en los entes de control, Daniel Quintero ha sido, hasta el momento, intocable y ha gozado de amplia impunidad. Mientras tanto, el bienestar de Medellín está en vilo.
Pero ¿quiénes son estos concejales? Vale la pena resaltar a los aliados más fieles que Daniel Quintero tiene, comenzando con los miembros del Centro Democrático, partido que se ha declarado en oposición a esta administración. El mayor representante del partido del alcalde entre las filas del uribismo es Albert Corredor, cuyo padre, muy cercano al expresidente Álvaro Uribe y al Centro Democrático, es el fundador de varias instituciones educativas, incluyendo al Censa, un centro de educación técnica con sede en Medellín y en varias ciudades del país. Albert Corredor es de las entrañas de Quintero desde que el hoy alcalde de Medellín era viceministro de Juan Manuel Santos. Concejales y amigos coinciden en que la secretaría de educación es cuota del concejal Corredor. De hecho, la secretaria Alexandra Agudelo fue directora de Desarrollo Social del Censa. Como mínimo, surgen temas de conflicto de interés entre los intereses económicos de la familia Corredor y la actividad política del concejal. Otros concejales del Centro Democrático que han demostrado lealtad incondicional a Daniel Quintero son Nataly Vélez y María Paulina Aguinaga, esta última patrocinada por Mauricio Tobón, ya candidato a la gobernación y el creador del portal de noticias Minuto30. El padre Balmore Aguinaga es contralor delegado en la contraloría departamental, que a su vez es cuota del senador del partido conservador Carlos Andrés Trujillo. Finalmente, Lina García Gañán, quien es cuota del senador Nicolás Pérez, aliado del alcalde. Fueron estos concejales quienes, en contra de las indicaciones de su partido y del mismo expresidente Uribe, votaron para garantizar que fuera Lucas Cañas, del partido Conservador, el presidente del Concejo. De esta manera garantizaron que los hilos del mismo se siguieran manejando desde el piso 12 de la Alpujarra. El Centro Democrático, prontamente, abrió investigación disciplinaria y, por ende, estos concejales perdieron el derecho al voto en el concejo. “Es mejor quedarse sin concejales que sin principios”, trinó enojado el expresidente Uribe.
Finalmente, hay que mencionar a la concejal feminista Dora Saldarriaga, quien, junto a su movimiento Estamos Listas, en estos dos años ha brillado por inmovilismo ideológico (todo lo que está en contra de Uribe es bueno siempre y en cualquier caso) y por no asumir posiciones reales (más allá de frases retóricas en Twitter), demostrando así no ser capaz de priorizar los intereses superiores de la ciudad. Esta semana el alcalde la eligió públicamente por su apoyo incondicional. Así va la ciudad
