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Hay un escándalo mediático y político en Estados Unidos. Los hay todo el tiempo y de diferentes envergaduras, pero este, en particular, pone en escena el periodismo mentiroso con el que se están alimentando las derechas. Compinches los unos con los otros, los políticos extremistas que buscan votos y los periodistas corruptos que quieren rating, se pasan entre ellos información y la manipulan.
Hace un par de semanas, Kevin McCarthy, el republicano presidente de la Cámara de Representantes, le entregó en exclusiva a la conservadora Fox News y a su estrella racista Tucker Carlson, más de 40 mil horas de grabaciones de cámaras de seguridad del 6 de enero de 2021, la fatídica jornada de la toma del Capitolio por seguidores de Donald Trump. Como se sabe hasta el cansancio -porque el golpe lo vio el mundo entero en directo por tv- la insurrección causó la muerte de cinco personas, entre ellas un policía, y puso al borde del colapso la democracia de la potencia. Sin embargo, lo que Carlson decidió mostrar de los videos de seguridad fueron segmentos editados de algunos manifestantes caminando “pacíficamente” por los pasillos del Congreso y se preguntó, irónicamente, si eso era realmente un ataque violento. “Las imágenes no muestran una insurrección o un disturbio en curso (...) Vemos a la policía escoltando a la gente a través del edificio”, narró el infame presentador. Lo definió como un “caos pacífico”.
La reacción de parte de la institucionalidad estadounidense fue inmediata. El jefe de la Policía del Capitolio recriminó la evidente mentira emitida por Fox News y lamentó la manipulación de Carlson que incluso puso en duda la relación entre la revuelta y la muerte del oficial herido por los manifestantes. La Casa Blanca, por su parte, señaló al periodista como un tipo que no es “creíble” desde hace bastante tiempo. El republicano Mitch McConnell se mostró avergonzado por el hecho y apoyó a la Policía. Pero fue Chuck Schumer, demócrata y líder de la mayoría del Senado, el que soltó la frase más contundente: “Anoche, millones de estadounidenses sintonizaron una de las horas más vergonzosas que jamás hayamos visto en televisión”.
Fox News y Carlson pretenden reescribir la historia con su manipulación conspiranoica. En sus informes -más publicitarios que periodísticos- no hay investigación, ni interés por presentar dos versiones, ni si quiera un apego a una idea política. Hay, simplemente, un deseo de vender mentiras a un público que las compra para reafirmar sus prejuicios. Si hay que mentir se miente y si hay que ocultar se oculta porque el rating debe ir para arriba. Es un periodismo que produce nauseas y del que Fox News es un faro. En cada esquina vemos medios que emulan esa forma de negocio y en nuestro país, para no ir lejos, hay viejas revistas y nuevos portales que son aprendices juiciosos. Le quitan el micrófono a la gente y se lo ponen a la caja registradora. .
