No pude ocultar mi asombro cuando un amigo me felicitó el pasado martes 3 de julio. Al ver mi reacción, me explicó que se trataba de la celebración del Día del Economista y que se celebraba en esa fecha porque era el aniversario del nacimiento del primer economista colombiano, Pedro Fermín de Vargas. La explicación no hizo sino aumentar mi estupor ante la revelación de que además de día, los economistas teníamos un padre fundador.
En mis pesquisas encontré que P. Fermín de Vargas fue un personaje fascinante de nuestra historia, aunque hay muchos vacíos sobre su biografía. Como su coetáneo Antonio Nariño, fue un prócer y un intelectual granadino, educado en el Colegio Mayor del Rosario, que nació en 1762 y murió cerca de 1812. Su corta vida fue muy intensa, participó en la Expedición Botánica como discípulo de José Celestino Mutis, posteriormente fue funcionario y comienza a trabajar clandestinamente por la emancipación; en su posterior estadía fuera del país se dedica a buscar apoyo para los movimientos independentistas.
No me queda claro de dónde salió ese título de primer economista colombiano que se le adjudica a don P. Fermín. De hecho, un grupo importante de personas también se preocupó por conocer la economía del virreinato; de él hacían parte célebres nombres como el de Antonio de Narváez, Moreno y Escandón, José T. Lozano, Joaquín Camacho y José de Pombo, entre otros. El propio Antonio Nariño hizo un trabajo importante sobre hacienda pública.
Tal vez se trata de que quienes examinan ese período encuentran que De Vargas escribió de forma muy crítica sobre los yerros de la corona, en especial por su renuencia a permitir que los productos criollos se exportaran. Era un hombre ilustrado y universal. Sabía de botánica y de ideas políticas, y hay evidencia de que durante su exilio pudo vivir de ejercer la medicina en las islas del Caribe. Sobre economía tenía buena formación, como se observa en sus textos, muchos inéditos hasta 1944, pero sus ideas fisiócratas defendían que la riqueza venía de la tierra, cuando desde 1776 ya se discutía en el mundo la primera visión sistemática del capitalismo en la Riqueza de las Naciones de Adam Smith, el padre de la economía política, que ya conocía, por ejemplo, de Pombo.
Así las cosas, el primer economista colombiano bien hubiera podido compartir ese título con muchos de sus contemporáneos y con aportes mejor documentados. Después, con la independencia, aparecen protagonistas muy importantes de la economía aplicada como los hacendistas Pedro Gual o José Ignacio de Márquez, y pensadores mejor formados en economía política como Florentino González o el propio Ezequiel Rojas que influenció al gran economista colombiano del siglo XIX, Aníbal Galindo.
No quisiera aguar la fiesta de quienes piensan que es importante tener un día del economista. Están en su derecho de hacer fuegos artificiales y alboroto para celebrarlo, pero sería bueno conocer la historia detrás del primer economista que lo suscitó y reflexionar sobre ello.