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El violador eres tú

Por anacristina aristizábal uribe

anacauribe@gmail.com

Las mujeres están hastiadas de ser violadas, abusadas, maltratadas. No sé si antes de 2017 con #MeToo (una tendencia en Twitter para visibilizar la violencia sexual contra las mujeres), las mujeres del mundo habían levantado su voz. Ahora, dos años después del #MeToo, aparece otro grito, esta vez en Chile, a finales de noviembre, con una canción que se volvió viral en redes sociales y que han interpretado colectivos de mujeres en lugares como París, México, Dublín, Nueva Delhi, Estambul, Panamá, Lima, Nueva York, Bogotá, Medellín, Barcelona, Londres, Caracas: “y la culpa no era mía no dónde estaba ni cómo vestía: el violador eres tú”, dice parte de la canción.

¿Por qué una inmensa cantidad de hombres alrededor del mundo cree que las mujeres son un objeto (cosa) sexual y que tienen cierto derecho sobre ellas? Por eso es real que las mujeres corren peligro si están solas: jóvenes o adultas, en una fiesta, en un ascensor, en la calle, en el trabajo, en el estudio. Si están de vestido o de pantalón. Este mundo no es seguro para ninguna mujer. Es más: este mundo es un peligro si eres niña.

Después de que se hizo viral el canto en las redes sociales, impacta la cantidad de testimonios de mujeres que cuentan su propia historia: casi todas fueron abusadas-violadas cuando estaban niñas. Pero esta generación de hoy no está dispuesta a callarse. Están denunciando al mundo machista que las considera objeto de uso y abuso. Y su dedo acusador tiene intranquilo a más de uno que, batallando contra el sentimiento de culpa, se defiende acusándolas de cuanta cosa se le ocurre. No tienen idea de la profundidad del daño causado. Además de violadores, son opresores que quieren imponer el silencio porque de lo que no se habla, no existe.

Urge una educación sexual que explique a los niños la delicadeza y sensibilidad de la feminidad, la profundidad humana y espiritual que se vive en un encuentro sexual y que el inicio de la pubertad no lo hagan en la ordinariez de la prostitución: vivirán una vida de machos sin entender la dimensión humana de la sexualidad, en la embriaguez de sus instintos lujuriosos más primarios que, sazonados en una sociedad machista hasta la náusea, es caldo de cultivo para violadores y abusadores incapaces de entender el daño que hacen.

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