Todo parece indicar que el peronismo va a retornar al poder en Argentina de la mano de Fernández y Fernández. La derrota que sufrió el presidente Macri en las elecciones primarias de comienzos de agosto develó el sentimiento nacional con contundencia. Desde ese día las cosas solo han empeorado para Macri, ya que la economía se está deteriorando rápidamente. Algunas nuevas políticas, los anuncios del no pago de la deuda de corto plazo y el reescalonamiento en la de largo plazo llevaron a la reducción de las calificaciones de riesgo. Será difícil y costoso financiar a esa economía en el futuro.
Así las cosas, la economía vuelve a definir el resultado de una elección presidencial. Fernández y Fernández ya están usando en su campaña esa nueva desgracia. Como sagaces políticos que son, están acusando a Macri y al FMI de ser los responsables, con el propósito de aumentar su posibilidad de volver al poder el próximo octubre.
No deja de ser paradójico. La agenda reformista de Macri era bien intencionada y quería sacar adelante una economía que C. Fernández había dejado en la ruina. Cuando llegó a la presidencia era inminente una crisis de balanza de pagos, con unas reservas internacionales disminuyendo a gran velocidad y una inflación disparada (aunque de esta última se desconocía la cifra exacta porque el gobierno de C. Fernández había dejado de publicar la estadística).
Las primeras medidas de Macri querían restaurar la confianza en la economía argentina, con una orientación de mercado. Su primer objetivo fue ajustar las cuentas fiscales reduciendo los costosos subsidios al transporte y los servicios públicos, y liberar la tasa de cambio hasta ese momento fijada artificialmente con controles de capital.
Sin embargo, los inversionistas internacionales no creyeron en el reformismo de Macri y los capitales nunca llegaron. La economía entró en recesión acompañada de inflación, con un gran costo para la población. El peor de los mundos para un gobernante. Ante la situación Macri hizo lo que le enseñaban sus principios y en eso fue coherente: acudió al FMI por un préstamo de US$75 mil millones, históricamente el más grande concedido por esa entidad.
Ya para ese momento la popularidad de Macri había colapsado y el recurso al FMI fue el puntillazo, era muy poco probable pensar en un segundo período en esas condiciones. A pesar de ello, Macri se jugó la carta de una recuperación de la economía, que llegaría a tiempo para reducir la penuria de la población y permitirle aspirar a la reelección enfrentado a una C. Fernández sub judice.
No le está alcanzando el tiempo a Macri y la economía va mal. Además, está contra la pared y tomando malas decisiones. Si sus oponentes triunfan, van a tener que actuar con celeridad para sortear la situación y no hay mucho margen. En un momento de incertidumbre y aversión al riesgo global tendrían, si son responsables, que tranquilizar a los mercados con sus políticas, algo que está por verse.