Vengo de Hidroituango y les tengo noticias: ¡Va muy bien!
Sin duda, la contingencia ha dejado grandes sobrecostos y pérdidas, pero cuando uno recorre la obra y ve su grandeza, entiende que allí la reversa no es una opción posible.
No voy a posar de ingeniera. No voy hablar de túneles, compuertas, presa y almenaras, pero recibir la explicación técnica de lo que pasó ayuda a entender por qué fue necesario inundar la casa de máquinas. Duele mucho, pero de no haberse hecho así, todavía estuviéramos llorando muchos muertos: Hubiera sido la catástrofe más grande en toda la historia de Colombia.
Una cosa es criticar desde la distancia y otra, muy distinta, entrar a la sala de máquinas, en el corazón de la montaña, y constatar, de viva voz de los trabajadores, la frustración de lo perdido en trabajo, maquinaria, tiempo y dinero, pero también el compromiso y el entusiasmo con que han enfrentado la recuperación de la hidroeléctrica más grande en toda la historia de Colombia.
Que los párrafos anteriores terminen igual no es un despiste, sino una correlación de lo que no ocurrió y de lo que ocurrirá, respectivamente.
La historia de Hidroituango no solo ha estado plagada de desinformación, sino de reclamaciones, incluida una por lucro cesante interpuesta por una prostituta luego de la evacuación de su municipio. Además de las 2.500 exigencias de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, Anla, que se han ido cumpliendo una a una y han fortalecido el proyecto; y numerosas demandas, unas razonables y otras por gadejo. Muchas brisas han llegado desde diferentes puntos, pero a todas se les ha puesto el pecho, con la fuerza del agua al caer por el vertedero.
Por estar ubicada en una zona que durante décadas sufrió la presencia de guerrilla y narcotráfico, a Hidroituango le ha correspondido hacer las veces de Estado para las comunidades, que han recibido aportes en vías mejoradas, escuelas, salud, empleo, emprendimiento, protección ambiental y mucho más. La inversión total hasta la fecha en esos rubros es de medio billón de pesos. Desde el comienzo fueron diseñados programas de restitución de las condiciones de vida para los doce municipios de la zona de influencia, así como planes de manejo de impactos sobre el suelo, el agua, el aire, la flora y la fauna; vigilancia epidemiológica y estudios de arqueología para buscar y preservar los sitios usados por antiguos pobladores. Nada se ha dejado al azar.
A los escépticos, críticos y opositores, un mensaje desde mi convicción: A pesar del viacrucis, Hidroituango llegará a feliz término y empezará a generar el 20 % de la energía que necesitamos para evitar que haya déficit y racionamiento en el país.
Lástima que el candidato a la alcaldía que durante y después de la contingencia se ha ensañado contra EPM no hubiera querido visitar el proyecto, para que viera, “en vivo y en directo”, que por las venas de EPM no corre corrupción sino trabajo, profesionalismo, organización y capacidad de superación, sin dejarse distraer por el ruido de afuera, como tiene que ser.