Son dos lecturas que tienen en común la ficción. La primera es la película dirigida por Fernando Meirelles. La otra es la novela de Arturo Pérez Reverte. El filme, vertido al formato de televisión en Netflix, se concentra en los diálogos posibles entre el Papa Emérito Benedicto y el actual Pontífice Francisco. Sidi, la obra sobre el Cid Campeador, representa al héroe mítico español tal como lo ha entendido el autor desde las lecturas de su infancia.
Bergoglio visita al anterior Papa en Castel Gandolfo, para concretar sin éxito su retiro como Cardenal argentino y pasar al ejercicio discreto como cura rural. Ambos conversan y dejan en evidencia su antagonismo en la interpretación de cuestiones nucleares de la teología, la filosofía y la actitud del pontificado. A medida que avanza la conversación van haciéndose más cercanos, al menos más afables y dispuestos a encontrar puntos de concordancia. El respeto y la cordialidad recíprocos, del Papa y el Cardenal, priman en este inteligente coloquio, en el cual va emergiendo la idea de una aproximación entre dos corrientes del pensamiento y la acción que se mueven en la Iglesia actual en medio de los más diversos conflictos y frente a las amenazas divisionistas que surgen por fuera y por dentro del catolicismo.
Del Cid, Don Rodrigo Diaz de Vivar (Side, Señor), Pérez Reverte cuestiona la presunta estrategia del franquismo de exaltar al caballero medieval a la categoría de representación fiel de excelsos valores y principios españoles. A veces se siente uno como leyendo una versión más de las aventuras del Capitán Alatriste, el protagonista de toda una serie de novelas fascinantes. El Cid es, para el periodista y narrador fecundo y riguroso en las pesquisas históricas que ha sido Pérez Reverte, un individuo desmitificado, de carne y hueso. Esta novela aporta elementos históricos. Pero vaya uno a saber dónde sí y dónde no se ciñe a la historia, contada con intenciones tan disímiles a lo largo de ochocientos años, desde la aparición del cantar de gesta, del Poema de Mío Cid. Pero este Cid, así se trate como un mercenario, ya no dejará de ser un héroe nacional de España.
Los dos Papas es una bella película. El director, el brasileño Meirelles, evidencia sus simpatías por Francisco, pero no le resta ni un gramo de autoridad a Ratzinger, el profundo teólogo y filósofo, digno Doctor de la Iglesia de nuestro tiempo. La conclusión fundamental de esta obra televisual reside en que deja una clarísima lección sobre el poder inmenso del diálogo entre dos interlocutores, que ponen en común acuerdos y discordancias, como fortaleza de la Iglesia para afrontar conflictos internos y externos y sostener su autoridad espiritual ante los seres humanos.