Sería una exageración decir que la carrera primaria demócrata se trata exclusivamente de atención médica, pero solo una pequeña. El momento destacado de la primera noche fue la vociferante defensa de Elizabeth Warren de eliminar a las compañías de seguros privadas, y gran parte de la primera mitad del segundo debate también se consumió con el tema. Los candidatos en el escenario estaban ansiosos por recomendar sus planes y explicar sus diferencias: tal vez más que cualquier otro tema, este era uno en el que las diferentes ideas de políticas en juego eran claras. Los demócratas estaban ofreciendo opciones a los votantes.
El hecho de que la atención médica desempeñe un papel tan prominente en la carrera primaria demócrata no es sorprendente, dado su papel en las elecciones de mitad del año pasado. Las encuestas encontraron que el cuidado de la salud era el principal problema para los votantes, e incluso el liderazgo republicano en la Cámara de Representantes ha culpado al asunto por los fracasos en esas elecciones. El cuidado a la salud puede haber decidido las elecciones de mitad de término, y jugará un papel esencial en las primarias. Y el año entrante, podría jugar un papel fundamental en las elecciones también. Pero, ¿ayudará o perjudicará al candidato demócrata?
En un sentido, les ofrece ventaja a los demócratas. El partido está mucho más comprometido con los detalles de la política de cuidado a la salud, y mucho más dispuesto a extender cobertura a quienes no la tienen. El debate en las últimas dos noches no se ha tratado sobre si expandir la cobertura o no, sino cuánto, y por medio de cuál mecanismo político.
Desde “Medicare para Todos” hasta una opción pública que usa a Obamacare como base, los demócratas tienen mucho para decir sobre el asunto. Eso constituye un fuerte contraste con republicanos, quienes trataron de rechazar a Obamacare y fracasaron en 2017, y desde entonces han instigado una demanda diseñada para acabar con la ley. El presidente Trump ha prometido en repetidas ocasiones que se avecina un mejor plan, pero también lo hicieron los republicanos a lo largo de la era de Obama, con pocos resultados tangibles. Aunque el gobierno de Trump ha modificado la política de salud de manera importante, el Partido Republicano ha dejado en gran parte la atención de la salud a la oposición, con algunos informes que indican que los republicanos en el Congreso han instado a Trump a minimizar el asunto.
Y, sin embargo, de otra manera, la ventaja demócrata en el asunto de atención médica no es tan fuerte como podría parecer.
Primero, está el asunto de eliminar la cobertura privada. En el escenario del debate la noche del 26 de junio, Warren dijo que está a favor de él, tomando el lado del senador Bernie Sanders, de Vermont, cuyo plan eliminaría prácticamente toda la cobertura privada en cuestión de cuatro años.
El razonamiento de Warren, que las aseguradoras son un obstáculo para una buena atención, se presentó con su intensidad y eficacia típicas. Sin embargo, las encuestas han encontrado que el apoyo a los pagadores únicos disminuye cuando se les dice a los encuestados que eliminaría la cobertura privada. Cuando la senadora Kamala Harris, de California, montó una defensa similar a principios de año, ella moderó rápidamente su posición y dijo que también estaba abierta a otras opciones. No es un accidente que cuando el presidente Barack Obama presentó su reforma de salud a la nación lo hizo prometiendo repetidamente que aquellos a quienes les gusten sus planes podrían permanecer con ellos.
Mientras tanto, la oposición más fuerte al plan de Warren provino del exrepresentante de Maryland John Delaney, quien argumentó que un “Medicare para todos” al estilo de Sanders que paga las tasas actuales de Medicare resultaría en el cierre de hospitales. Es posible que Delaney haya exagerado el caso al decir que todos los hospitales se cerrarían, pero los hospitales de Estados Unidos podrían perder miles de millones de dólares.
Se reporta que expertos de la política creen que “algunos hospitales, especialmente centros rurales en problemas, cerrarían prácticamente de la noche a la mañana” bajo un sistema tal. Si Sanders o Warren ganan la nominación, seguramente enfrentarán acusaciones de que favorecieron un sistema que cerraría hospitales en problemas, reduciendo el acceso para los pobres y cerrando centros que ofrecen empleos bien remunerados de clase media a través de gran parte del país