Puede que no te des cuenta cuando sucede, pero una patada en los dientes puede ser lo mejor para ti. La frase es de Walt Disney, quien sufrió varios fracasos en su vida; un colapso mental, una bancarrota, y una huelga devastadora. El creador de Mickey Mouse dijo también que “una vez que has vivido lo peor, nunca eres tan vulnerable después”. Vivimos en un tiempo de dificultades extraordinarias e inéditas. Son dificultades que tocan muchas áreas de nuestra vida; la salud, la convivencia, la educación de los hijos, la economía. Son dificultades que están acompañadas también por una nueva intensidad emocional. Sentimos tristezas, nostalgias, ansias, miedos por condiciones y circunstancias nuevas. Quizás, para muchos, es la primera vez que experimentan una crisis que toca la vida de manera integral, en varios aspectos a la vez, llegando a cuestionarnos sobre nuestra existencia y nuestro futuro. El desafío está en la decisión que tomemos sobre cómo enfrentaremos todo esto; con qué actitud, y privilegiando cuáles valores.
Un padre tenía dos hijos, y cuando murió, dejó en herencia no solamente dinero y terrenos, sino también un anillo de oro con la inscripción, “Esto también pasará”. El primogénito convenció al hermano menor de entregarle el dinero y los terrenos, y quedarse con el anillo solamente. El mayor de los hermanos durante muchos años prosperó y multiplicó sus riquezas, hasta que una pandemia le quitó todo. Debido al fracaso económico, cayó en una depresión muy fuerte, e incluso perdió su vida. Por el contrario, el hermano menor, decidió llevar el anillo todo los días y practicar las palabras inscritas. Frente a cada obstáculo que parecía imposible recordaba que “esto también pasará”. También pensaba en estas palabras cuando experimentaba éxito y abundancia. Estas palabras lo guiaron a lo largo de su vida, ayudándole a tener perspectiva frente a cada evento que le ocurría. Esta herencia del padre lo ayudó a mantener el equilibrio en la vida, independientemente de las circunstancias.
“Las dificultades fortalecen la mente, como lo hace el trabajo con el cuerpo”, escribió en una de sus cartas el filósofo Séneca, quien también tuvo que enfrentar desafíos muy grandes en su vida. Fue víctima de los celos del emperador Calígula, y durante el gobierno del emperador Claudio, fue condenado al exilio durante ocho años. Todos estos eventos Séneca los vivió aceptando lo que el destino le propuso, sin resistencia. Era su forma de vivir lo que los estoicos predicaban; vivir de acuerdo con la naturaleza.
De acuerdo con Séneca, miedo y esperanza son las dos caras de la misma moneda; ambos son una preocupación por el futuro, y por eso, la expresión de una ansiedad que ocupa la mente. Los animales salvajes huyen de los peligros que realmente ven, observaba Séneca, y una vez que han escapado, no se preocupan más. “Sin embargo, nosotros estamos atormentados por lo que ha pasado y lo que está por venir”, escribió el filósofo romano. Es en el presente donde podemos vivir repitiendo “esto también pasará”.