Por María Clara Ospina H.
Ir a la hermosa Guadalajara es siempre maravilloso; una cuidad privilegiada por su monumental herencia colonial y cultural, su sabor tapatío y la alegría y amabilidad de sus gentes. Es mejor aun cuando se va para asistir a la Feria del Libro (FIL), la segunda más importante del mundo, después de la de Fráncfort y la más importante de los países hispanoparlantes.
El 30 de noviembre abrió sus puertas la edición 32, con una asistencia masiva de multitud de lectores, de muchas nacionalidades, ávidos por encontrar lo último en libros y oír a algunos de los escritores más destacados del mundo.
Ese día tuve la alegría de estar presente durante el lanzamiento de Resistir, Antología de Poesía Latinoamericana 2020. Bellamente editada, en formato bilingüe, español-francés, en la cual mi poesía fue incluida.
En dicha antología están representados 14 países iberoamericanos y fue elaborada con la colaboración del PEN, Francia, bajo la dirección de la poeta Rocío Duran-Barba.
El 2 de diciembre Colombia inauguró su stand, el mayor entre los países asistentes, con el apoyo de la embajada de Colombia en México, ProColombia, el Ministerio de Cultura y la Cámara Colombiana del Libro. Nuestra distinguida embajadora, Patricia Cárdenas, hizo una excelente y aplaudida presentación.
El presidente de la Cámara del Libro, Enrique González Villa, mencionó la importancia que ha adquirido la Feria del Libro de Bogotá (Filbo) con una asistencia, este año, de 605.000 personas.
Fue muy reconfortante ver cuantas universidades, editoriales, libreros y escritores colombianos estaban representados en el stand y el ahínco con que se promocionaron sus productos; en especial, el trabajo del equipo de ProColombia encabezado por su directora Adriana Gutiérrez. Vi a todos, incansablemente, atender compradores, libreros, lectores interesados o simples curiosos. ¡Así se hace patria! Hubo orgullo colombiano.
Para mí, fue emocionante encontrar entre los libros ofrecidos el hermoso Ellas Cantan, Antología de poetas iberoamericanas, publicado por la Universidad Externado de Colombia, otra de las antologías en que este año tuve el honor de ser incluida.
Con tristeza, me despedí de esta dinámica Feria y de Guadalajara, su exquisita, aunque muy picante gastronomía, del centro histórico de la ciudad: su gran Catedral, el Teatro Degollado y las bellas plazas y fuentes que lo circundan, los brutalmente descriptivos murales de Orozco, y del Estado de Jalisco y sus pueblos “mágicos” como Tequila y Tlaquepaque, y, por qué no decirlo, del excelente tequila, extraído del “sagrado” agave azul producido en estas tierras. ¡Volveré!.