Por LUIS FERNANDO ÁLVAREZ J.
De tiempo atrás venimos sosteniendo que las sociedades están reaccionando contra toda forma de polarización y de pensamiento de extrema. La pandemia ha originado un nuevo y quizás desconocido espíritu de solidaridad y tolerancia. El virus ha afectado por igual a todos los hombres y mujeres, sin importar raza, religión, condición social o económica. La pandemia puede ser tomada como un aviso superior a la naturaleza humana, sobre la necesidad de cambiar sus hábitos de convivencia basada en la exclusión, por conductas de inclusión y comprensión.
En política internacional la reacción contra posturas extremas se ha observado en distintos niveles y sociedades, pero el ejemplo más importante, por tratarse de un centro de poder, es el de las recientes elecciones en los Estados Unidos. Los ciudadanos reaccionaron de manera tajante contra las políticas excluyentes del presidente Donald Trump, otorgando el apoyo electoral al candidato demócrata Joe Biden, un hombre de centro que busca aglutinar a todos los ciudadanos, con un discurso de igualdad, convivencia y tolerancia, base fundamental de su importante triunfo.
Algo similar a lo ocurrido en los Estados Unidos, acaba de suceder en el Brasil, país de gran influencia política en América Latina; allí la oscilación del péndulo político también tuvo un relativamente inesperado giro hacia el centro derecha. En el gigante Suramericano, las elecciones municipales se desarrollan a dos vueltas, y en la segunda, los candidatos apoyados por el presidente Jair Bolsonaro salieron derrotados, como también resultaron perdedores los candidatos de izquierda apoyados por el partido de los Trabajadores del expresidente Lula da Silva. Por ejemplo, en las elecciones para alcalde en Sao Paulo, la ciudad más rica y poblada del país, con más de 12 millones de habitantes, Bruno Covas, del Partido de Centro Derecha PSDB derrotó con el 59,38 % de los votos a Guilherme Boulos (40,6 %) del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Ya en la primera vuelta habían sido eliminados, tanto el candidato de extrema derecha apoyado por Bolsonaro, como el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula da Silva. En Rio de Janeiro, segunda ciudad más poblada del país, con aproximadamente 7 millones de habitantes, el exalcalde Eduardo Paes de los Demócratas de Centro Derecha obtuvo el 64 % de los votos, frente al 35,8 % de votos en favor del actual alcalde el exobispo evangélico Marcelo Crivella, aliado y apoyado por el presidente Bolsonaro. Hay que anotar, que de los 13 candidatos apoyados por Bolsonaro sólo 2 lograron la victoria. Esto obligará al Presidente a girar hacia el centro y realizar alianzas con los partidos allí ubicados.
Igualmente se presentó un importante rechazo hacia la izquierda. El partido de los trabajadores de Lula, por primera vez desde la democratización de Brasil en los años 80, no ganó en ninguna de las 26 capitales y sólo gobernará en 180 de las 600 alcaldías que tenía en el 2012.
Dicen los analistas que Sao Paulo demostró que al negacionismo y al oscurantismo le quedan pocos días.