Muchos son los colombianos que se han sacrificado por nosotros en esta crisis del coronavirus. Médicos, varios muertos por contagio, enfermeras, auxiliares, conductores de ambulancias, autoridades y tantos otros que se arriesgan por la salud de los colombianos. En honor a ellos, debemos seguir al pie de la letra sus recomendaciones y no exponernos ni exponerlos al contagio por no seguir sus instrucciones.
Todos debemos colaborar en lo que nos corresponde, por eso no entiendo, ni puedo entender, lo que hizo la señora Judith del Carmen Mestre Arellano, al no permitir que la Fábrica de Licores y Alcoholes de Antioquia produjera el alcohol antiséptico como lo ha hecho durante muchos años. Ya, de hecho, había producido algo, pero la señora no había adelantado las diligencias para mandar funcionarios a supervisar la fábrica y la producción. No sé, ni podré saber, qué intereses personales o regionales la movieron para que la fábrica antioqueña no pudiera sacar su alcohol. Que no pudiera sacar su producción de alcoholes al mercado que ha cubierto durante tantos años. Su razón tendrá y no le exigiremos que la dé porque no podremos entrar en sus intimidades.
Ha dicho la señora Directora de Medicamentos y productos Biológicos del Invima: “El alcohol antiséptico, de acuerdo con la normatividad sanitaria vigente, es considerado un medicamento...”. Sí, es un medicamento que se debe someter al control de las autoridades competentes, pero, ante una emergencia como la que estamos viviendo, hay que agilizar las cosas, estudiar la historia de las experiencias en la producción de alcoholes, que bastante tiene la FLA.
Una demora en una decisión, por corta que sea, puede traer sus consecuencias fatales y la responsabilidad debe recaer sobre el culpable de esa demora.
Todos colaborando, verdaderos héroes sacrificando sus propias vidas por los demás y una funcionaria entorpeciendo y demorando las soluciones urgentes. Esa es la burocracia dañina que hay que erradicar y, más, en estos tiempos de urgencias y de sacrificios.
Los colombianos nos debemos sentir orgullosos de nuestra gente. No sólo de aquellos verdaderos héroes, como hemos dicho, sino del común de los colombianos que han acatado las órdenes y las instrucciones de los funcionarios públicos y se han sometido a grandes sacrificios para salir de la pandemia que nos ha llegado.
Nos debemos sentir orgullosos y apoyar a los dirigentes de los grandes conglomerados empresariales, que han sacrificado sus utilidades para solucionar las dificultades de la gente más necesitada. Son empresas ejemplo para el mundo, son los dirigentes unos verdaderos patriotas. La gente grande se conoce en las dificultades. Hemos visto gente del común en las calles, calmando el hambre de sus compatriotas.
Definitivamente Colombia es grande y los colombianos lo han demostrado con sus acciones en favor de los más necesitados.
La pandemia que sufrimos nos ha sacudido y nos ha demostrado que tenemos futuro con un pueblo bueno y patriótico.