Por Cristina de Toro R.
Importante la propuesta de un trabajo mancomunado en busca de soluciones para superar la crisis de EPM enviada por gremios al alcalde Daniel Quintero, en la que invitan tanto a la Presidencia de la República, como a la Gobernación de Antioquia, a participar como mediadores para rebasar las dificultades y en la que hacen énfasis en la importancia del respeto por el trabajo corporativo que fue el que nos permitió superar épocas aciagas y conseguir la ciudad de la que nos sentimos tan orgullosos. Una invitación constructiva que aporta diferentes salidas y está avalada por la Cámara de Comercio de Medellín, Proantioquia, el Comité Intergremial de Antioquia y sus gremios.
Igualmente positiva la creación de la nueva veeduría ciudadana Todos por Medellín, que tiene como principal objetivo velar por los bienes públicos, y entre ellos EPM, el más grande y preciado de la ciudad. Iniciativa sin color político que reunió organizaciones culturales, universidades, gremios, fundaciones, sindicatos y ciudadanos activistas, que también tendrá entre sus socios, las mismas entidades (Cámara de Comercio, etc.), y cuenta con un consejo directivo presidido por Piedad Restrepo.
“Navegamos entre fuerzas oscuras que se resisten al cambio. Con fe y sin miedo seguiremos adelante con transparencia, y honestidad contra corrupción y la politiquería”. Fue la respuesta del alcalde Daniel Quintero.
Tiene razón, navegamos entre fuerzas oscuras y turbulentas de un proyecto político socialista que no respeta principios ni valores y pasa por encima de acuerdos corporativos que por años han caracterizado el sector privado de la ciudad.
EPM, Ruta N y su Fundación, han sido fuentes de riqueza para el desarrollo y la prestación de servicios públicos y el bienestar de la ciudadanía, no bastión político de nadie, y menos de un advenedizo que las tiene afectadas con su ideología de lucha de clases, que restringe libertades y estanca el desarrollo empresarial que acredita métodos sociales efectivos.
Porque lo del alcalde no son “chambonadas” o bandazos fruto de su inexperiencia. No. Lo que está sucediendo en Medellín obedece a una estrategia, un proyecto político estructurado que soterradamente se está llevando a cabo.
Socavar la institucionalidad de una ciudad que ha sido modelo en el país, pretender traer brigadas médicas cubanas para el adoctrinamiento político aprovechando la pandemia del covid-19, o presionar indebidamente los medios de comunicación para que no informen sobre ciertos temas y por el contrario exalten otros (hay denuncias ante la FLIP); o bien, contratar una empresa con dineros públicos para hacer perfilamientos a concejales, líderes sociales, periodistas, etc. que critican en redes sociales al alcalde y sus políticas de gobierno, son tácticas que obedecen a un manejo antidemocrático que no estamos dispuestos a tolerar en la ciudad.
Ahora bien, trasparencia y honestidad, no las conoce porque todo lo suyo es a espaldas de la ciudad y trasgrediendo la norma, en cambio, domina la politiquería, la burocracia y el nepotismo.
Lo que ha hecho el alcalde es muy grave, erosionó la confianza y puso nuestra empresa insigne en entredicho. Los medellinenses no estamos dispuestos a tolerarle más desmanes, no vamos a entregarle la ciudad que tanto esfuerzo nos ha costado, para que como parte de una táctica política nos la vuelva ¡haches y erres¡.