Todavía aturdido por la noticia de su partida, escribo estas líneas para recordar una de las facetas más interesantes en la vida del Doctor Nicanor (a pesar de su insistencia, por respeto, nunca pude quitarle el apelativo de Doctor). Me refiero al hombre comprometido con la educación y la cultura.
Conocí al Doctor Nicanor a principios de los años ochenta cuando se desempeñaba como vicepresidente de Suramericana de Seguros y yo dirigía la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Un día me invitó a almorzar...