Para no pasar de agache por la vida este altruista ciudadano se dedicó a fundar asociaciones sin ánimo de lucro. Como no soy la flor del trabajo me reservo las vicepresidencias:
Soy vicepresidente de la antiquísima Sociedad de elogios mutuos, Soem, que orienta el exministro Rodolfo Segovia. Elogio su destreza para encontrar galeones hasta debajo de un cenicero. El historiador elogia mi habilidad para ponerle punto final a cualquier escrito.
Si la lectura no existiera, la habría inventado la cuenta historias Mercedes Arango González. Se eternizó como presidenta del Sindicato único de abuelas lectoras, Sinabus. Soy el Pacho Santos de la logia.
El maestro Guillermo Angulo es presidente emérito de la Asociación Bacinillinológica de Colombia, Abcd. Asumió con una deliciosa crónica en la que dicho “electroméstico” es el personaje central. La vicepresidencia me la arrebató Orlando Ramírez Casas, Orcasas. Soy mísero vocal.
De reciente creación es la Asociación de tipos que se han dado septimazos con García Márquez, Atigabos. La orienta Jaime Lopera quien se daba septimazos bogotanos con el Nobel. El quindiano escribe libros en dueto con Marta Inés, su mujer, para no separarse nunca. Espero que Lopera acepte el puesto. No podría asumir dos cargos de tanta responsabilidad.
No suelto la vicepresidencia de la Asociación de Cusumbosolos de Colombia, Ascum, que preside Diego Aristizábal, exdirector de la Fiesta del libro. Si nos encontramos en la calle jugamos al que primero no vea al otro, como cuando alguien no te quiere ver pero uno tampoco.
Es toda mía la vicepresidencia de la Asociación de capadores de química, física y trigonometría de sexto de bachillerato para jugar billar o ajedrez, Asobillaj. Presidente vitalicio es Bernardo González, Begow, mi compañero de pupitre en el Colombiano de Educación de don Nicolás Gaviria. Barajamos la opción de nombrar segundo vicepresidente al roquero de Los Yetis, Juan Nicolás Estela.
En la Asociación de aranjueceños desparramados por la aldea global, Asodesparra, mangonea el asegurador y rey de los arriendos, Rodrigo Ramírez Restrepo, Coco. Indestronable. Soy lánguido vice.
No renunciaré a la vicepresidencia de la Asociación colombiana de dueños de datos inútiles, Acodi. El dato inútil con el que asumí el difícil cargo es este: 151 años tardó en llegar a la playa una botella arrojada al mar por el marinero de un barco japonés en problemas. El mensaje de Chunosuke Matsuyama pisó tierra en 1935.
Desganado presidente de Acodi es el paisa Héctor Ángel, quien está retrechero para asumir funciones. Se abren las inscripciones porque no puedo permitir que la presidencia permanezca acéfala.
La única entidad que me gustaría presidir es la Asociación de gamines del tren, Asogatren. Pero la coloca no la suelta la investigadora musical Ofelia Peláez, autoproclamada primera gamina del tren. Sus nietos bogotanos le dieron el título de dueña del tren de la Sabana. ¿Quién se atreve a derrocarla?