La idea del absurdo nos ronda como esa fiera que acecha silenciosa la mayor parte del tiempo, pero en el momento preciso devora a quien no encuentra manera de protegerse de ella o no había construido una salida de emergencia. Tan aterrador es el absurdo que gran parte de la existencia es una lucha para lidiar con la bestia, por no convertir lo que hacemos o hemos hecho en ello, y lo más aterrador de todo, en no convertirnos en un completo absurdo. Pero esta lucha no es solo un desgaste energético...