Una cosa es predicar y otra dar trigo. De predicar sabe mucho la izquierda, acostumbrada a dictar cátedra con la superioridad moral que, por lo visto, otorga andar en andrajos clamando contra la opresión para tapar el fracaso personal. Porque hoy en día, en las sociedades desarrolladas, no hay absolutamente nadie que no pueda triunfar y alcanzar el éxito si lo persigue con tesón. Con el acceso a la escolarización universal y a los estudios superiores públicos, solo los locos, los facinerosos y los descarados tratan de tapar con el cuento de la opresión capitalista su propia mediocridad. Sin embargo, la izquierda sigue con su bula para pontificar sin que nadie le tosa. Y si no me creen, vean estos dos ejemplos uno de cada lado del Atlántico.
En México, el muy izquierdista presidente Andrés Manuel López Obrador, anfitrión de ladrones y tahúres como Evo Morales, ha decidido cerrar la frontera a las caravanas de migrantes centroamericanos que tratan de atravesar el país para alcanzar el sueño al otro lado del río Bravo. Miles de centroamericanos se agolpan en el puente Rodolfo Robles, en el límite con Guatemala, frontera que ha sido reforzada con 21.000 efectivos de la Guardia Nacional. Los migrantes piden a López Obrador que les permita el libre tránsito hacia Estados Unidos, algo que parece inviable cuando ya se está organizando otra caravana más. Para tratar de frenar las críticas de sus propios votantes al cierre fronterizo y a la utilización de gases lacrimógenos contra quienes trataron de entrar a la fuerza, Obrador ha ofrecido hasta 4.000 empleos. Sin embargo, los líderes de la caravana recomiendan a sus compañeros no aceptar ninguna oferta de las autoridades por considerar que son un engaño para deportarlos. De hecho, las autoridades mexicanas ya han advertido que retornarán a sus países de origen a los migrantes que recaben ayuda.
El pasado mes de junio, México acordó el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala a cambio de la paralización de nuevos aranceles por parte de su vecino del norte. Hace apenas un año, Obrador afirmaba que el muro que pretende levantar Trump en su frontera con México es “una aberración” y que los problemas “no se resuelven cerrando fronteras”. Atrás quedan las defensas por un mundo sin fronteras y las frases para la galería del estilo “primero, los pobres”. No teman, nadie en la izquierda le afeará su doble moral.
Segundo ejemplo, los podemitas españoles con su líder Pablo Iglesias al frente, se han estado llenando los bolsillos con sus intervenciones en Hispan TV, el canal internacional en español de la televisión iraní. Iglesias jamás ha criticado al régimen iraní, una república islámica donde desde la caída del Sha de Persia rige un sistema teocrático en el que las normas religiosas priman sobre todo lo demás. Mientras, los castrochavistas de Podemos cargan contra la Iglesia Católica en España y defienden un feminismo radical, aunque nunca los escucharán criticar la situación de las mujeres en Irán. Según la organización Iran Human Rights, hasta el 1 de noviembre de 2019 Irán había ejecutado al menos a 227 personas, en comparación con 253 en el mismo lapso de 2018, incluidos al menos dos condenados a muerte por delitos que presuntamente cometieron cuando eran menores. La ley iraní permite que las niñas se casen a los 13 años y los niños a los 15, e incluso a edades más jóvenes si lo autoriza un juez. Human Rights Watch califica la represión del régimen en 2019 como la más sangrienta desde la revolución de 1979. Da igual, la izquierda no muerde la mano que le da de comer, sea la dictadura bananera de Chávez y Maduro, o la teocracia de los barbudos.
Eso sí, el malo es el capitalismo y usted y yo, por defender el la ley y el orden.