POR: Rodrigo Álvarez Peláez
La familia era la célula fundamental de la sociedad. Hasta en la prehistoria, la familia, el hogar era lo más importante. Hace cincuenta años en nuestro país, los padres eran los educadores por excelencia. Era ahí donde nos formábamos. El padre trabajaba y era nuestro ídolo. La madre estaba al cuidado de los hijos. En la casa y luego en la escuela recibíamos instrucción cívica, urbanidad, valores.
Hoy ya no hay familias, solo varias personas viviendo en el mismo espacio. Un falso concepto de la liberación femenina y la tecnología han incidido en el fin de la familia. Las mujeres son el 50 % o el 52 % de la población. La mujer salió a competir con el hombre por los mismos empleos. Problema de oferta y demanda. La pareja gana en total, lo que ganaba antes el hombre. Y la familia económicamente quedó igual o peor. Hay que pagar empleada para “cuidar” a los niños y estos se levantan sin la formación del hogar. En la escuela ya no hay maestros sino profesores. Allí sólo se informa, sólo se les inculca datos y datos. Hay que recuperar a la familia, a la tradicional, a la paisa con valores de hogar, de tierra, de nación. Esto recuperará a los jóvenes para la sociedad. La madre con hijos menores de cinco años, debe estar en el hogar. ¿Cómo hacerlo? ¡Ahí está la solución!.