La explotación de licor inicia en 1853, liderada por Ramón Restrepo, quien ejercía el monopolio que seguramente por dificultades logísticas no llegaba a todos los rincones de Antioquia. Por tal razón era frecuente para la época, en trapiches paneleros, destilar alcohol ilegalmente para fabricar aguardiente y así surtir las necesidades cercanas con el etílico tan añorado. Una tradición que se extendió en el departamento gracias a las grandes extensiones de caña y a un buen número de trapiches. Este sector, que cada vez afronta más dificultades, nunca vio nacer una gran empresa que los jalonara, ni el ingenio de Vegachí lo logró.
La realidad es que son pocas las empresas e instituciones que han logrado sobrevivir y crecer de una manera vigorosa como EPM, lo cual debe llevarnos a una reflexión importante sobre el futuro de un número importante de empresas públicas regionales, locales y por supuesto cómo deben dirigirse.
La FLA es probablemente el EPM para Antioquia junto con el Idea. Sus excedentes alimentan las arcas departamentales para poder realizar inversiones en los municipios, pero a decir verdad, esta empresa lleva décadas sin repensarse y está entrando en un declive que hoy la tienen reportando un 10 % menos de unidades en los últimos 7 años, después de un crecimiento sostenido entre el año 2002 y el 2012.
La FLA, por diferentes motivos, siempre ha sido una dependencia de la Secretaría de Hacienda y un fallo del Consejo de Estado ha instado a que se convierta en una empresa industrial y comercial del Estado. Este paso, que considero importante, no es el único que debe darse con la joya de la corona del departamento. En buena hora, el gobernador encargado ha aceptado que esta discusión se dé en la Asamblea Departamental. Así los diputados, que en últimas nos representan a todos, tendrán la responsabilidad enorme de discutir la modernización determinando el objeto, órganos de dirección, domicilio, cómo se nombra el gerente. A su vez, considero que el gerente de esta nueva organización delineada por la Asamblea y el gobernador, debe una vez nombrado avanzar en una nueva estrategia general de compañía y por su puesto su respectiva estrategia de innovación que proyecte a la FLA hacia escenarios diferentes con nuevos productos en el mercado.
No es un secreto que la entrada de nuevos licores al mercado, las nuevas tendencias de consumo y los comportamientos de los millennials, invitan a que la nueva junta de la FLA sea conformada por gente competente en diferentes disciplinas, definan la nueva estrategia con la gerencia y de allí se arme una estructura que pueda responder a los nuevos retos.
Los antioqueños queremos ver una FLA renovada, con nuevos productos en el mercado, desarrollando nuevas capacidades empresariales e industriales. Una empresa que se reinvente sin renunciar totalmente a los productos que tanto éxito han tenido en el mercado y que ojalá se coloque una mega que le permita en un horizonte de tiempo duplicar sus ingresos, los cuales tuvieron su pico a mediados de los años 90 y que en los últimos años van en franca caída.
P.d: la Asamblea Departamental cuenta con un presidente serio, con conocimientos empresariales y una nueva generación de diputados preparados que no serán inferiores al reto.