Colombia tiene 5,4 millones de pymes según el Dane. En un porcentaje aproximado, somos el 96 % del total de las empresas colombianas. Confecamaras pudo evidenciar que de todas las creaciones de nuevas unidades productivas, 99,3 % son pymes. Representamos, ademas, el 78 % del empleo del país. Estas cifras muestran algo evidente: La presencia del emprendimiento.
Me permito, no solo respaldada por las cifras, sino por la experiencia y la comparación, hacer una invitación arriesgada: incluyan a los emprendedores en posiciones de toma de decisión en gremios, en el sector público y en el sector privado. No como espectadores incómodos, sino como protagonistas.
Colombia es un país emprendedor; sin embargo, los emprendedores no tienen la suficiente fuerza y presencia en los principales foros nacionales, tanto públicos como privados. Esto debe cambiar rápidamente si queremos de verdad potenciar el motor de desarrollo enorme que puede ser el emprendimiento. El emprendedor debe participar activamente en la creación y estructuración de política pública, no solo de emprendimiento, sino también de generación de empleo, política fiscal, productividad, comercio exterior, inclusión financiera, entre muchos otros temas. El emprendimiento no solo necesita subsidios, necesita poder participar en las discusiones que afectan directamente su crecimiento y el de sus empleados.
¿Quien más que el emprendedor conoce las dificultades prácticas de la generación y sostenimiento de empleo formal? ¿Quién mejor que el emprendedor para diseñar la política de formalización empresarial que tanto necesitamos? Nadie que no haya creado empresa por lo menos una vez en su vida sabrá tanto de emprendimiento como quien lo ha experimentado de manera directa. Ese conocimiento no se transfiere mas que por la experiencia. Los emprendedores estarán de acuerdo conmigo.
Pero no solo deben estar en la toma de decisiones y en la creación de política pública. Tener un emprendedor en una junta directiva del sector privado tiene unas ventajas evidentes. El emprendedor es innovador en cada una de las esferas productivas; es flexible, práctico y rápido en la toma de decisiones; es capaz de crear grandes proyectos con poco presupuesto; y, sobretodo, es capaz de medir y anticipar posibles resultados de una idea. El emprendedor no es temeroso de los riesgos y se adapta al cambio de manera muy fácil.
Las juntas directivas en el mundo han venido caminando hacia una composición mas diversa, no solo en género y raza, sino también en competencias. Tradicionalmente se buscaban perfiles financieros, específicos de la industria y operativos. Las grandes empresas han migrado hacia perfiles también de innovación, mercadeo, recursos humanos y, lo último: emprendedores. ¿La razón? Consideran a los emprendedores como visionarios. Y eso somos. Consideran, ademas, que el emprendedor saca la discusión de estrategia a corto y largo plazo y se centra en la estrategia aplicable.
El emprendedor, en otras palabras, es la presencia que hace falta en los grandes escenarios decisorios en Colombia. El emprendimiento está presente en Colombia, pero no tiene la suficiente presencia