TikTok es el tema de moda en Washington. Es probablemente el único asunto en el que la mayoría de congresistas republicanos y demócratas se ponen de acuerdo: ambos partidos alegan que esta red social de origen chino es una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos por los posibles usos turbios que las autoridades de China le podrían dar a los datos que recopila la aplicación. En medio de la tensión, el CEO de TikTok tuvo que testificar hace unos días ante el Congreso de EE.UU., en un esfuerzo por evitar que los legisladores de aquel país impulsen una prohibición a su red social por presuntos riesgos de espionaje y desinformación.
Creo que la preocupación de las autoridades gringas frente a TikTok está totalmente justificada, pero no tanto por ser una posible amenaza a la seguridad nacional de su país, sino más bien por el “poder blando (soft power) que podría estar ejerciendo china en las generaciones más jóvenes de Estados Unidos por medio de TikTok y otras aplicaciones, cuyos algoritmos y diseños divergen de los de Facebook, Google y demás empresas tecnológicos que han jalonado la economía y cultura de su país durante las últimas décadas.
La atención es el recurso más escaso del siglo XXI, y TikTok es quien está demostrando la mayor habilidad para capturarla, hoy y hacia el futuro.
Usar TikTok es lo más fácil del mundo: solo hay que descargarla y empezar a ver videos. Videos en su mayoría caseros, producidos de forma gratuita por una persona de cualquier país. No es necesario crear una cuenta, no hay que seguir a nadie. Sólo hay que abrir la aplicación y empezar a pasar los videos según le vayan gustando o no. Al principio, el contenido que TikTok muestra parece aleatorio, nada personalizado. Sin embargo, a medida que el usuario se adentra y decide ver por más tiempo los videos que le llaman la atención, la aplicación se va tornando sospechosamente familiar, a tal punto que parece que el algoritmo de recomendación conoce mejor los gustos de una persona que la persona misma. Todo esto sin necesidad de interactuar con nadie: TikTok es una experiencia solitaria, pero que permite acceso curado al mejor contenido personalizado.
Con la potencia de su algoritmo de recomendación, TikTok fue la aplicación que más rápido alcanzó los mil millones de usuarios en toda la historia, en muchos años menos que Instagram, Whatsapp o Facebook. Sin embargo, la cooptación del mercado tecnológico por parte de China ya no viene solo por parte de TikTok, sino también por medio de otras aplicaciones que comparten la característica de tener algoritmos de recomendación potentes y una cultura competitiva muy arraigada en su ADN: Shein – una aplicación para comprar ropa – y Temu – una tienda virtual de artículos para el hogar – comparten actualmente, junto a TikTok, las posiciones más altas en los rankings de aplicaciones con mayores descargas en los Estados Unidos.
Con Coca-Cola, Facebook y Hollywood, Estados Unidos ha logrado proyectar su influencia económica y cultural al resto del mundo, siendo este “poder blando” un bloque fundamental en su consolidación como una potencia mundial. En épocas de tensión con China por sus intenciones de competirle este espacio, la influencia que podría estar teniendo TikTok y el modus operandi chino en la tecnología es una amenaza real, de implicaciones profundas.
China ya prohibe el uso de Twitter, Facebook y Google en su territorio. Dentro de muy poco, Estados Unidos podría estar devolviéndole a los chinos el mismo favor...