Por Jorge Iván Arango Peláez
Siempre confié en que la carretera de Puerto Berrío a Yondó sería asfaltada o, por lo menos, se mantendría transitable. Sin embargo, en los casi quince años que llevo viajando por esta zona, dicha vía está en su peor momento.
La Troncal está llena de huecos, baches y vacíos a ambos lados que se convierten en trampas para los conductores y sus pasajeros. Estos la hacen además intransitable para los buses de escalera, los camiones con ganado o madera y los vehículos particulares que por allí deben movilizarse, ya que es el único acceso que tienen a sus sitios de trabajo y viviendas.
Las dificultades y riesgos que afrontan conductores y vehículos al maniobrar, los cuales a veces deben ser ayudados, incluso, por tractores y por los mismos campesinos para llegar a su destino, ponen en grave peligro a la comunidad y obstaculizan la movilización desde y hacia dicha zona. Esto incrementa, además, los costos y tiempos de producción para las industrias que dependen de esta vía y de la materia prima que por ella se moviliza, ya que esta es la vía de acceso a una despensa agrícola y ganadera de Antioquia.
Parece que la “Troncal de la Paz” no tuviese dolientes.