La imagen es patética e indignante. Ridícula. El presidente Iván Duque y la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez ríen y aplauden la aplicación de la primera vacuna contra el coronavirus a una enfermera jefe en un hospital en Sincelejo, al norte del país. Festejan y muestran el proceso como un ejemplo. Levantan los pulgares e indican que todo va bien. Se enorgullecen de estar a la cola en el vecindario en la campaña de inoculación. Y así, sin la más mínima vergüenza o reflexión por un proceso que ha...