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Diego Aristizábal
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Diego Aristizábal

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La vida fue hace mucho

Por Diego Aristizábal - desdeelcuarto@gmail.com

Toma aire, lo que más puedas. Luego, bótalo fuerte tres veces. Ahora inhala lo que más puedas y sumerjámonos juntos en una novela, la primera de Marita Lopera, La vida fue hace mucho, el segundo libro que publica la editorial Angosta en su colección Ópera Prima.

Lo que verás en el agua, adentro, no sé si te guste, las cosas han ido cambiando en nuestros mares, la basura, por decir algo, ha ido reemplazando la diversidad marina, hemos ido olvidando, por ejemplo, que los manglares eran árboles excepcionales. “Cuando fondeo en busca de una centolla, un jurel o una agujeta, que por estos días son tesoros marinos, recojo toda la basura que me encuentro en la zona de inmersión. Hace diez años podía recoger el desperdicio humano que veía donde estaba buceando. Hoy no. Nunca logro recogerlo todo [...]. Le digo a la madre oceánica que procuré ser fiel al trato de sacarle la basura a cambio de que no me deje morir de hambre. Hace años hicimos ese pacto. Pero ni ella ni yo lo hemos cumplido del todo”.

Quien habla es Alea; desde la noche en que nació, el pesquero tardó tres meses para tocar muelle en la bahía de Cartagena. Cuando sus progenitores fueron por el registro civil, el notario, incrédulo, solo atinó a decir, ofuscado, que “el mar no es un lugar para nacer”, luego preguntó por el nombre de la criatura. Y así, bajo ese nombre, que no representa a un hombre o a una mujer puntualmente, “la suerte fue echada”, el talante de Alea empezó a constituirse como alguien que siente el deber de conservar lo que nos pertenece a todos, mientras pasan por su vida El Capi, el Científico, la Seño, Ariel, Perrito, seres que nos recuerdan el abandono, el egoísmo, las luchas que parecen inútiles para salvar el planeta, lo que pasa sin que pueda verse, la compasión, las decepciones, las ausencias, el duelo, la soledad, el daño de un sitio natural que es el destrozo de los hábitats humanos en otra latitud, o lo que significa aprender sobre lo que ya no estará pronto en el planeta.

Lo que verás en las palabras, en la forma como Marita Lopera escribió la historia, sí te gustará, es sencilla y doloroso, no es una cantaleta ambientalista, no es un manual de instrucciones, es, simplemente, como dice uno de los personajes, un recuerdo de que “la naturaleza sí se abre paso, pero no al ritmo de una vida humana. Nuestra vida es corta y destructiva”, pero podemos hacer algo, así pensemos que “todos los que creemos que hacemos algo estamos solos”. La vida fue hace mucho, pero también ahora, cuando, por fin, podemos tomar de nuevo aire e identificarnos con Alea en lo fundamental: todos venimos del agua, y es tan fácil dejarse querer por ella  

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