Con la palabra apariciones califica el evangelio las manifestaciones de Jesús después de su muerte para demostrar a sus discípulos que resucitó y que ya vive para siempre, como él mismo lo había dicho: “Yo soy la resurrección. Quien vive y cree en mí no mirará jamás” (Juan 11,25-26).
En el relato de las apariciones de Jesús, la palabra resurrección adquiere un sentido nuevo, que no es revivir un cadáver en que el alma vuelve a tomar el cuerpo que dejó, sino alcanzar la vida en plenitud, la de “estar...