Por Lina Correa Mejía
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Como ha pasado luego de los grandes acontecimientos de la historia, las artes verán una ruptura. Será una nueva época para ellas: veremos cambios de estilos, de tendencias, de técnicas, de inspiración. Este hecho histórico nos ha obligado a hacer un alto en el camino, que dará lugar a que muchas de las manifestaciones artísticas se vean influenciadas. A todos los habitantes del globo nos tocó la cuarentena, todos la padecimos casi al mismo tiempo, vivimos un cambio muy grande, tal vez nunca imaginado, en nuestras vidas.
En estos momentos los artistas, con su gran sensibilidad, producen ideas que repercutirán en sus obras. Esto pasará en la música, donde ya se ha empezado a ver: las canciones recientemente lanzadas tocan temas como el amor al país, la distancia de los seres queridos, los recuerdos de la familia y la niñez; en las artes plásticas están pasando cosas en los talleres de los artistas, hasta ahora no visibles para todos; en la danza y sus coreografías, la restricción que hoy tiene el movimiento, que es la esencia misma de la danza, será un símbolo; la literatura, el cine y el drama tendrán como insumo vivencias dolorosas, en algunos casos caóticas, dantescas, fúnebres, y hasta alegres, que son los mejores insumos para buenas obras.
Me referiré a la literatura y a un género específico, los diarios.
No me puedo imaginar cuántas Ana Frank* existimos hoy en el mundo. Serán los diarios de millones de personas, con los aconteceres de cada una de las Anas, lo que invadirá las estanterías de las librerías en los próximos años. Serán diarios llenos de momentos especiales, diferentes, cotidianos, difíciles, y en algunos casos felices, pues, aunque todos fuimos enviados al encierro que supone la cuarentena, todos tenemos una vida distinta, una estructura familiar diferente, una forma de ser particular, unos gustos distintos, unas tristezas propias, unas alegrías personales.
Los diarios tendrán diferentes colores, sabores y aromas; y ese mar de escritos servirán como material de estudio sobre la historia de uno de los momentos más difíciles que ha vivido la humanidad. También del aprendizaje sobre lo que, como seres humanos, sentimos y hacemos cuando nos vemos ante restricciones serias de movilidad, distanciamiento social, problemas económicos, confinamientos familiares, entre muchas otras situaciones. Estos serán insumos más que suficientes para crear y producir hermosos textos vivenciales llenos de cotidianidad, cargados de realidad y sinceridad, desde las sencillas actividades del día a día, hasta los más profundos pensamientos de cada uno.
* El Diario de Ana Frank. Recoge los diarios personales de Ana, la niña judía que, entre el 12 de junio de 1942 y el 1º de agosto de 1944 (durante la Segunda Guerra Mundial), registró los días en que permaneció oculta de los nazis junto a su familia en las habitaciones traseras de unos almacenes de Ámsterdam. Ha sido una lectura ineludible para revisar y conocer aquellos años de horror vividos y sufridos por el pueblo judío. Y su lectura representa, no solo el respeto por aquello que fue sino, sobre todo, para aquello que no queremos que se vuelva a repetir.
La cultura hace que la vida pase por el ojal de la ética y la estética. Apoyarla es apoyar el florecimiento de la especie humana .