Esta es una invitación a encontrar puntos de coincidencia y propuestas específicas. A propiciar una reflexión y ojalá una discusión constructiva, en busca de soluciones (quizás también de causas o explicaciones), reducir los redundantes diagnósticos, acusaciones y descalificaciones y pasar a “cómo” y “qué hacer”. Pasar de señalamientos generalizados a propuestas concretas.
¿Cómo puede ser que en las columnas de dos de sus colaboradores (martes y viernes) yo casi nunca encuentre posiciones razonables a pesar de mi interés en el análisis objetivo y años de estudio y experiencia en temas sociopolíticos y económicos?
¿Son justificables, éticos, los sesgos que obnubilan la mente, lo ideológico que no deja ver lo lógico, las generalizaciones y los simplismos que llevan implícito un maniqueísmo acentuado y sólo ven blanco y negro, totalmente bueno o correcto y totalmente malo o incorrecto? ¿Podremos ver qué tanto hay y qué tanto falta en el vaso y cómo y por qué unos lo perciben más lleno o más vacío y algunos casi totalmente vacío? En fin, preguntarnos si está justificado y con qué visión ese “borrón y cuenta nueva”, ese enfoque de tierra arrasada, de descalificación y destrucción de todo el aparato institucional y, sobre todo, si hay opciones viables, realistas que permitan esperar un futuro mejor
