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Juan Gómez Martínez
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Juan Gómez Martínez

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Llegó el cambio

Por Juan Gómez Martínez - redacción@elcolombiano.com.co

En la campaña de Petro, se habló todo el tiempo de la necesidad de un cambio, aunque nunca se dijo de qué cambio se trataba, ahora se está cumpliendo. Estamos viviendo el cambio. En el gobierno de Duque nunca se habló de coimas, de pagos a quienes ayudaron en la campaña, de contratos con amigos. Ahora todo esto está pasando, se trata de un gran cambio.

El gobierno anterior se dedicó a trabajar por la comunidad sin figuración alguna, ahora, cualquier paso que se dé, se convierte en una noticia. Este gobierno necesita la publicidad para mostrarse. La reforma a la salud, así sea mala, se vuelve una gran noticia. La reforma tributaria, igual, es la noticia de este gobierno. Todo hace parte del cambio y se pregona como lo máximo del gobierno actual.

Estábamos acostumbrados a la sencillez y trabajo del gobierno anterior, ahora se ha producido el gran cambio, hasta lo más trivial es noticia. Este es un gobierno que se tiene que apoyar en la noticia para hacerse sentir, el anterior se mantenía en primera línea de la opinión pública por los hechos en favor de la comunidad, no tenía que apelar a los medios de comunicación para hacerse sentir. Ese ha sido parte del gran cambio que se predicó durante la campaña. Vivimos de la noticia y no de los hechos.

En el gobierno del cambio, los hijos y hermanos del presidente hacen noticia por el aprovechamiento del poder que ostenta el director del cambio. La esposa del director del cambio aprovecha el poder de su pareja para viajes y figuración en el exterior, para hacer parte del cambio prometido. Antes había más respeto por el presupuesto y los bienes del estado. Así, por lo menos, lo entendió y practicó el presidente Duque.

Así no hayan demostrado capacidad y conocimientos, los funcionarios del gobierno hablan de los cambios que deben hacer, con ostensible muestras del desconocimiento sobre la materia que por su posición tienen.

El pueblo colombiano, con la gran ayuda de los funcionarios de la Registraduría, se equivocó al elegir a un presidente que sabe más de subversión que de cualquier otra materia en la administración pública. El candidato y presidente, producto del error de un pueblo, nos lleva hacia el abismo si nos quedamos quietos y no aprovechamos las herramientas que nos da la democracia para producir un verdadero cambio en el alto gobierno. Nos debemos unir para, por lo menos, estar vigilantes de todas las acciones del presidente del cambio y actuar para que las determinaciones que sean equivocadas se puedan corregir a tiempo y no esperar a que se causen los daños que se puedan producir.

Los cambios, en la administración pública, son saludables si van en beneficio del pueblo y no de determinados grupos o personas. Bienvenido sea el cambio a favor del pueblo. Pero, cuando ese cambio va en contra de la comunidad, lo debemos rechazar con las herramientas democráticas

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