Amable lector. En el año de 1799 se aprobó en Francia como unidad de longitud el metro, que es casi igual a 1/40.000.000 de la circunferencia del meridiano terrestre. Más tarde, en 1875, un gran número de países de Europa lo adoptaron. Sin embargo, en otros se utilizan la yarda y la vara. Al final de cuentas cualquiera sea la medida que se emplee, el resultado siempre es igual.
No sucede lo mismo cuando los humanos juzgan a los demás, pues casi nunca coinciden. Para unos, Cristóbal Colón fue un coloso que descubrió el continente Americano, para otros fue un simple aventurero. Hace unos meses, en algunas ciudades del país del norte, se ordenó retirar los monumentos en su nombre.
Con motivo de los debates que ocupan la atención nacional, luego de que el presidente Duque objetó unos pocos artículos de la Ley de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), entre otros, el expresidente César Gaviria, le pidió a Duque que honrara su palabra. No son pocos los políticos y pensadores que se sienten asombrados y engañados con la actitud del jefe de Estado.
En el mes de junio del año anterior, en una entrevista que concedió el doctor Iván Duque al periodista Yamid Amat, en la que manifestó, entre otras cosas, que la JEP sería refinada para garantizar la reparación moral y material de las víctimas. Con relación al Acuerdo de Paz dijo que se mantendría con ajustes, para que fuera una paz creíble. No es la primera vez que un presidente objeta la conveniencia de una norma. Fue Rafael Núñez el primero que lo hizo; también Carlos E. Restrepo y Mariano Ospina P.
En forma abreviada, el presidente Duque manifestó que para buscar una genuina reparación era necesario establecer, de manera clara, la obligación de los victimarios para reparar integralmente a las víctimas. Además, que renunciar a la acción penal equivale a que el Estado no pueda perseguir a los responsables de los delitos de lesa humanidad, sin haber agotado todos los esfuerzos para encontrar la justicia y la verdad.
Era de esperar que con el turbio entramado sobre el cual se cimentó el proceso de una paz duradera, habría objeciones como las que expuso el señor presidente. Muchos colombianos piensan que el Estado no puede renunciar a castigar a quienes cometieron miles de asesinatos, secuestros, torturas, extorsiones y violaciones. Un mandatario que propicie la impunidad, carece de autoridad ética para gobernar.
A lo anterior se agrega que es imprescindible acabar con el nuevo símbolo patrio: la coca. No solo es una vergüenza ante el mundo, sino que se ha convertido en el mayor estimulante de la corrupción y en pocos años hará más daño a la juventud que el que hizo la guerrilla con sus armas.