Por Omar Flórez Vélez
El 27 de octubre elegiremos gobernantes en las regionales y municipales que regirán nuestros destinos en los próximos cuatro años. Excelente oportunidad para oxigenar la democracia local y regional, hoy víctima de los carteles de la corrupción y la criminalidad. Las elecciones sirven para premiar o castigar a dirigentes y partidos que han engañado al pueblo y que se han aliado a perversas causas en detrimento del progreso de la gente.
Tenemos a nuestra consideración múltiples propuestas que interpretan la compleja realidad de nuestras comunidades. Corresponde a los candidatos adelantar una campaña respetuosa, noble y civilizada con énfasis en propuestas viables, para que sean merecedores de la gratitud ciudadana. La experiencia señala que quien acude a la mentira y a la trampa, si es elegido así será su gobierno.
Los nuevos gobernantes han de entender que debe construirse sobre lo construido por sus antecesores, no parten de cero. Aspiramos a sentirnos orgullosos y agradecidos de nuestros gobernantes, cuya solvencia ética, compromiso y liderazgo sirvan de ejemplo. El ejercicio del poder es para servir, no para servirse de él. Poder, decencia y humildad no son incompatibles.