En columna anterior, critiqué al Ministerio de Educación de hace muchos años y a los que siguieron, por haber suprimido la enseñanza de nuestra historia desde los cursos inferiores hasta la educación media. País que ignora a sus héroes, que ignora su propia historia, se convierte en un país a la deriva. No tiene rumbo si no conoce su punto de partida.
La historia de Colombia se enseña ahora dentro del curso de historia universal. Es decir, a nuestros héroes les dan el mismo espacio que a un Atila o a Nerón. Para Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Nariño, Sucre, Córdoba, Policarpa, Antonia Santos y tantos otros, se dedican unos pocos minutos durante el año lectivo para que los colombianos aprendan a admirar y a querer a sus héroes, a quienes nos dieron la libertad, nos dieron las leyes, que entregaron sus vidas por darnos una patria a los colombianos.
Pero, es más, las instituciones del Estado hacen todo lo posible para que se olvide nuestra historia. Borran los nombres de nuestros héroes de donde aparecían y debían seguir apareciendo. El Banco de la República ha cometido el mayor de los pecados al quitar las imágenes de los héroes de la historia para dar cabida a personajes que apenas trataron de cumplir con su deber en el cargo para el que fueron elegidos o que se lucieron dentro de sus profesiones. Quienes nos dieron la libertad y la nacionalidad desaparecieron de los billetes.
Ahora y hace unos años, empezaron a imprimir los billetes con la imagen de Alfonso López Pumarejo, gran estadista, después la de Alfonso López Michelsen, hijo de un gran estadista. Aparece Carlos Lleras Restrepo en lugar de Francisco de Paula Santander. Débora Arango, en vez de Policarpa Salavarrieta. Gabriel García, en lugar del sabio Caldas.
Mi mayor temor y creo que el de los colombianos, es cuando llegue el día en que los billetes tengan la imagen de “Manuel Marulanda”. Otras denominaciones con la de “Raúl Reyes”, “Timochenko”, “Simón Trinidad”, “Joaquín Gómez”, y la de su patrocinador Juan Manuel Santos o Juanpa –como le gusta que le digamos–.
Si queremos que cambie esa mentalidad de “nada me importa Colombia y su futuro”, tenemos que empezar desde la educación. Desde conocer lo que hicieron los héroes de la Independencia para que nosotros podamos vivir en un país independiente y soberano, por lo menos hasta ahora. En un país sin la dependencia total de otros, como vemos a nuestro vecino Venezuela que recibió la independencia de los mismos héroes que nos la dieron a nosotros los colombianos.
Volvamos por la enseñanza de la historia, volvamos por el respeto de los símbolos patrios y hagamos a un lado el mal ejemplo de nuestros vecinos.
Sacaron de la historia, sacaron de la educación a nuestros héroes. Sacaron a aquellos que dieron las más duras batallas por la libertad, a aquellos que forjaron nuestro glorioso ejército. Algunos soldados de la patria habrán fallado, pero sigue siendo el glorioso ejército de Colombia el que nos libra de los violentos, de los narcotraficantes y de quienes quieren entregar la Patria. Apoyamos a ese ejército que lucha por nuestras libertades.