Por Filanderson Castro Bedoya
Universidad de Antioquia
Programa de Psicología, semestre 9
filanderson3@hotmail.com
Invisibles, así se han tornado los habitantes de calle de nuestra ciudad. Parte de un paisaje tan cotidiano como sombrío. Pueden verse por doquier, bajo los puentes, en el borde del río o sumidos en la desolación de las drogas, el hambre y la tristeza. A pesar de todo, nosotros continuamos nuestro camino, ignorando completamente aquella imagen tan triste y vergonzosa para una metrópoli que se autoproclama como la cima del progreso.
Pocas e inefectivas han sido las medidas que se han tomado para reducir el fenómeno de la indigencia en Medellín, un síntoma y efecto directo de la desigualdad que predomina en la ciudad, no basta con tener los sistemas de transporte más eficientes ni la mejor estructura, cuando aún estamos rodeados de seres humanos que buscan algo para comer entre la basura.
La población se ha vuelto insensible y comentarios llenos de ignorancia suelen recorrer nuestras calles ante aquellos que por variadas e infinitas razones terminaron construyendo sus viviendas en el frío asfalto. Afirman que las drogas los llevaron ahí y sí, quizás a muchos de ellos les pasó así, pero no es la única razón ni la que más predomina. La violencia, la pobreza, el abandono, el desplazamiento forzado y múltiples trastornos psicológicos son razones aun más frecuentes para la situación de calle, sin embargo seguimos juzgando como si estuviésemos exentos de terminar en dicha situación.
Detrás de cada individuo que duerme sobre cartones, que camina con la ropa hecha pedazos, que pelea por una moneda, que sufre y llora, hay una historia que contar, llena de experiencias y sueños, de victorias y derrotas, pero sobre todo de dignidad, una dignidad que le ha sido arrebatada por una sociedad que señala y condena sin preguntar.
Este, más que un simple artículo, es un intento de hacer visibles a aquellos que a diario pasan desapercibidos y finalizo con una frase de un grupo musical paisa que me ha marcado profundamente: “la fortuna es un crimen, si hay hambre a su alrededor”.
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